¡Descubre por qué el salario mínimo de $XX no alimenta a una familia de cuatro y lo que eso significa para tu futuro!

Un reciente análisis presentado por la UPAEP, a través del Centro de Investigación e Inteligencia Económica (CIIE), ha revelado cifras alarmantes sobre la situación económica en Puebla. Más del 50% de la población activa del estado depende de un solo ingreso de salario mínimo, lo que los coloca en una situación de vulnerabilidad. Este fenómeno afecta particularmente a las familias que tratan de satisfacer sus necesidades básicas. El estudio indica que una familia de cuatro personas que vive únicamente con un salario mínimo no logra cubrir el costo mensual de su alimentación básica.
El Dr. Alfonso Mendoza Velázquez, Director del CIIE, junto a la Dra. Viviana Elizabeth Zárate Mirón y el Dr. Oscar Salomón Castañeda, académicos de la Facultad de Economía, expusieron estos hallazgos en una rueda de prensa. Utilizando una metodología rigurosa, el nuevo Monitor de Alimentación y Pobreza Regional mide el costo de la canasta alimentaria en Puebla, y sus resultados son inquietantes. Según la Dra. Zárate, una persona requiere 2,294.50 pesos al mes para cubrir sus necesidades alimenticias básicas, mientras que una familia de cuatro necesita alrededor de 9,177 pesos.
El contraste con el salario mínimo actual, que es de 278.80 pesos diarios (es decir, aproximadamente 8,364 pesos mensuales), es contundente. Esto significa que las familias que dependen de este ingreso quedan cortas para cubrir sus necesidades alimentarias. “Estamos frente a un dato alarmante”, afirmó Zárate, señalando que el 52.6% de la población activa en Puebla, que equivale a 1,584,788 personas, se encuentra en esta situación vulnerable.
La académica también apuntó que la situación es similar en la ciudad de Puebla, donde la canasta alimentaria urbana asciende a 9,180 pesos mensuales, con una variación anual del 3.72% respecto al año anterior. Es importante destacar que estos cálculos no incluyen otros gastos esenciales como transporte, servicios o vivienda. Esto significa que la presión económica que enfrentan las familias es aún mayor.
El Dr. Mendoza hizo hincapié en que, contrariamente a la percepción común, es la población urbana la más afectada por el aumento en el costo de los alimentos. “Encontramos que el mayor impacto ocurre en las zonas urbanas, especialmente entre quienes perciben un salario mínimo”, explicó. Este análisis es crucial para entender la magnitud del problema que enfrentan muchas familias en la región.
Además, el Dr. Salomón identificó varios factores que están influyendo en el aumento de los precios de los alimentos. Mencionó que la guerra entre Rusia y Ucrania ha elevado los precios globales de granos como el trigo, lo que afecta a México tanto como productor como consumidor. Asimismo, el incremento en los precios internacionales de combustibles también encarece la producción agrícola.
Los fenómenos meteorológicos, como la falta de lluvias en estados del norte, también impactan en la producción de alimentos, reduciendo el inventario agrícola y, por ende, aumentando los precios. Aunque Puebla y la Ciudad de México han tenido lluvias, no es el caso en todo el país, lo que contribuye a la crisis alimentaria. Salomón también habló sobre los problemas sanitarios en el ganado, como el brote de gusano barrenador, que ha llevado a restricciones en la exportación de carne mexicana y ha incrementado los costos veterinarios.
El especialista destacó que la inseguridad y la extorsión elevan los precios de la canasta alimentaria, afectando la cadena logística de distribución y encareciendo el transporte de productos. Entre los alimentos más afectados por la volatilidad en Puebla se encuentran la carne molida de res, que ha tenido un incremento del 18%, y el bistec de res, con un aumento del 20% a nivel nacional. Esta situación ha llevado a muchas familias a sustituir la carne de res por pollo, que resulta más económico.
El Dr. Salomón también evaluó la reciente renovación del PASIC, un programa federal de contención de precios. Aunque consideró que es un paso positivo, subrayó que sus efectos son limitados ya que solo aborda un eslabón de la cadena agroalimentaria y no considera factores como la seguridad o la sanidad animal que también influyen en los costos de los alimentos.
La Dra. Zárate concluyó que este hallazgo no solo refleja un problema económico, sino también uno de dignidad humana, recordando que toda persona debería tener acceso a alimentos suficientes y de calidad para vivir dignamente. “Más del 50% de la población activa tiene solo un salario mínimo”, enfatizó el Dr. Mendoza, subrayando la necesidad de seguir de cerca esta problemática que afecta a tantas familias en Puebla.
Te puede interesar: