¡La batalla que nadie esperaba! ¿Cómo CBDC y stablecoins redefinirán tu bolsillo en 2024?

En menos de una década, el concepto de dinero ha comenzado a transformarse en código, lo que refleja una reconfiguración del poder financiero global. Gobiernos, bancos centrales y corporaciones compiten por definir la forma de la moneda en esta nueva era digital. En el centro de esta disputa emergen dos modelos principales: las monedas digitales de banco central (CBDC) y las monedas estables (stablecoins).

Las CBDC son monedas soberanas, emitidas por bancos centrales y respaldadas por el Estado. Funcionan como una versión digital del efectivo, diseñado para coexistir con el papel moneda. Su objetivo es ofrecer transacciones seguras e instantáneas, además de mantener la estabilidad del sistema financiero. Según el Banco de Pagos Internacionales, su propósito es modernizar el dinero y ampliar el acceso al mismo mediante infraestructuras seguras y permanentes. En este sentido, el yuan digital (e-CNY) de China es un ejemplo notable, ya que puede operar sin conexión a internet y se utiliza en diversas ciudades para pagos y comercio exterior.

Por otro lado, las stablecoins son monedas digitales creadas por empresas privadas o plataformas de blockchain. Su valor se ancla a una moneda tradicional, comúnmente el dólar, y facilitan el movimiento de capitales fuera del sistema bancario convencional. Ejemplos como USDT y USDC se han convertido en pilares del ecosistema financiero descentralizado y sirven como un nuevo instrumento de poder estadounidense, replicando la hegemonía del dólar en formato digital.

El auge simultáneo de ambos tipos de moneda, las CBDC estatales y las stablecoins privadas, marca una transición significativa en la arquitectura monetaria mundial. Entre 2020 y 2025, más de 130 países comenzaron a desarrollar o probar sus propias monedas digitales, lo que representa casi el 98% del PIB global. En esta carrera, cada bloque geopolítico busca defender su influencia. Por ejemplo, China y el mundo emergente fomentan monedas digitales soberanas para reducir su dependencia del dólar, mientras que Occidente impulsa el uso de stablecoins reguladas para mantener su dominio en los circuitos financieros internacionales.

Índice
  1. El nacimiento del dinero digital
  2. China y la vanguardia del e-CNY

El nacimiento del dinero digital

Las CBDC son la expresión más reciente del dinero público, emitidas directamente por los bancos centrales. No son criptomonedas ni activos especulativos; equivalen al dinero físico, pero en formato digital. El BIS explica que una CBDC es una representación electrónica del dinero de curso legal, que mantiene las mismas funciones que el efectivo, pero circula a través de sistemas digitales estatales. Una investigación de la Universidad de Oxford (2024) sostiene que su propósito es ofrecer un sistema de pagos más seguro, inclusivo y económico, capaz de operar 24/7 y de llegar a sectores no bancarizados.

Las CBDC se conciben bajo dos modelos: el minorista, destinado al público general, y el mayorista, orientado a grandes instituciones. Ambos buscan modernizar el sistema monetario sin eliminar el efectivo. Una de las innovaciones más estudiadas es su capacidad de ser programables, lo que permite incorporar reglas automáticas en las transacciones, convirtiendo a las CBDC en herramientas poderosas para la gestión fiscal y monetaria.

En contraste, las stablecoins son emitidas por actores privados y su valor está respaldado por reservas en activos financieros. Representan una alternativa privada y competitiva a las monedas soberanas. La diferencia entre una CBDC y una stablecoin es también política: las primeras reflejan el principio de soberanía monetaria, mientras que las segundas se basan en la confianza privada. Ambos sistemas están en desarrollo y, según el Atlantic Council, hacia 2025, casi todos los grandes países del mundo estarán experimentando con uno u otro.

China y la vanguardia del e-CNY

La iniciativa del e-CNY ha estado en marcha en China desde 2014, cuando el Banco Popular de China (PBOC) formó un equipo dedicado a su desarrollo. Desde entonces, ha iniciado pilotos en más de 20 ciudades. Para 2021, el PBOC reportaba 260 millones de monederos personales y 10 millones empresariales, con transacciones acumuladas por unos 87,500 millones de yuanes, según un estudio realizado por Jiemeng Yang y Guangyou Zhou.

El yuan digital opera en un sistema de dos niveles: el banco central crea la moneda mientras que los bancos comerciales y proveedores de servicios de pago, como Alipay y WeChat Pay, se encargan de su distribución. Este sistema permite al Estado mantener el control sobre la emisión del dinero, al tiempo que utiliza una red existente para facilitar su uso. El e-CNY puede utilizarse sin conexión a internet, lo que permite pagos directos entre personas sin necesidad de cuentas bancarias tradicionales.

Además, el yuan digital tiene funciones internas y externas. Internamente, busca equilibrar el poder de sistemas de pago privados y ampliar el acceso al sistema financiero. A nivel monetario, ayuda al banco central a aplicar políticas de manera más eficaz y a tener un mejor control sobre la cantidad de dinero en circulación.

En el ámbito internacional, se están llevando a cabo pruebas con el e-CNY en corredores de pago con Hong Kong y varios países de la ASEAN. También participa en proyectos como mBridge, donde distintos bancos centrales experimentan con pagos directos entre países. El uso del e-CNY en el comercio internacional está diseñado para aumentar la independencia financiera de China y su importancia dentro del sistema monetario global.

Sin embargo, el uso internacional del yuan digital sigue siendo limitado en comparación con las operaciones internas. A pesar del crecimiento en el número de monederos y el volumen de transacciones, la expansión del e-CNY fuera de China avanza lentamente y se consolida por sectores específicos.

En respuesta a este avance, el bloque occidental ha puesto en alerta y adoptado estrategias complementarias. Estados Unidos, por ejemplo, apuesta por la innovación privada regulada con stablecoins respaldadas en dólares. A su vez, la Unión Europea busca construir un euro digital para mantener su autonomía dentro del sistema financiero global y reducir la dependencia de los sistemas de pago dominados por corporaciones estadounidenses.

En este contexto, la crisis de confianza en el dólar, profundizada por el uso político de sanciones y la confiscación de reservas, ha llevado a muchos países a explorar alternativas para proteger su soberanía financiera. El surgimiento de monedas digitales soberanas, como el e-CNY, representa una respuesta a esta búsqueda de independencia.

Así, el mundo financiero se encuentra en una encrucijada. La digitalización no solo está transformando la naturaleza del dinero, sino que está redefiniendo las dinámicas del poder monetario global. En esta nueva era, la confianza en las instituciones financieras tradicionales se desplaza hacia sistemas alternativos que buscan ofrecer autonomía y seguridad financiera.

Te puede interesar:

Subir