¿Está China tomando el control de nuestros recursos energéticos?

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha publicado su informe anual de Perspectivas Energéticas Mundiales, donde se destaca un cambio significativo en los riesgos del sistema energético global. En lugar de enfocarse en las inquietudes tradicionales sobre el aprovisionamiento de petróleo o gas, el informe señala que la verdadera amenaza proviene del control que ejerce China sobre los minerales críticos y las tecnologías necesarias para la transición energética.

El informe advierte sobre las "vulnerabilidades" que surgen de la concentración de las cadenas de suministro de minerales y tecnologías en manos del gigante asiático. Según datos de la AIE, más de la mitad de los 20 minerales considerados estratégicos están sometidos a algún tipo de control de exportación por parte de China, que representa entre el 40 % y casi el 100 % de la capacidad de refinación de estos minerales.

Este acaparamiento no solo se refiere a los minerales en sí, sino también a tecnologías cruciales para el desarrollo de energías renovables. Por ejemplo, China controla aproximadamente el 80 % del sector de energía solar fotovoltaica, entre el 70 % y el 80 % en equipos eólicos, y al menos el 85 % en baterías de almacenamiento. La AIE advierte que esta elevada concentración del mercado podría generar un déficit significativo si la producción de China se ve interrumpida por condiciones meteorológicas extremas, fallos técnicos o restricciones comerciales.

Las proyecciones de la AIE son alarmantes: si los suministros chinos fallaran, el resto del mundo solo podría satisfacer aproximadamente la mitad de la demanda global para el año 2035. Esto subraya la creciente dependencia de los países del mundo respecto a los recursos controlados por China, algo que se vuelve aún más crítico en un contexto donde la electrificación está en aumento. Actualmente, la electrificación representa solo el 20 % del consumo de energía global, pero alimenta alrededor del 40 % de la economía mundial y la mayoría de los hogares.

La demanda mundial de electricidad se proyecta que aumentará un 40 % entre 2024 y 2035, impulsada no solo por las economías emergentes, sino también por el desarrollo de la inteligencia artificial y los centros de datos, que son grandes consumidores de energía. Este año, se espera que la inversión en centros de datos alcance los 580.000 millones de dólares, superando los 540.000 millones destinados al suministro de petróleo.

En un giro relacionado, el informe también menciona que el suministro a corto plazo de petróleo y gas natural licuado (GNL) sigue siendo amplio, a pesar de las tensiones geopolíticas. Las decisiones finales de inversión en GNL han aumentado significativamente y se prevé que para 2030 se incorporen nuevas capacidades de extracción de 300.000 millones de metros cúbicos, lo que representaría un incremento del 50 % en el suministro mundial.

Un Futuro Energético Diversificado

Adicionalmente, la AIE anticipa un crecimiento relativo en la energía nuclear, cuya capacidad de generación de electricidad debería aumentar en al menos un tercio de aquí a 2035. Este incremento se atribuye en parte a Japón, que ha comenzado a reactivar muchos de sus reactores inactivos desde la catástrofe de Fukushima en 2011, y a nuevos proyectos que están en desarrollo, sumando más de 70 gigavatios (GW), uno de los volúmenes más altos en las últimas tres décadas.

A pesar de este aumento en la capacidad nuclear, es esencial compararlo con los casi 20.000 GW que se esperan de fuentes renovables en una trayectoria hacia cero emisiones netas para mediados de siglo. Esta proyección pone de relieve la necesidad urgente de diversificar las fuentes de energía y reducir la dependencia de los recursos controlados por un solo país, especialmente en un contexto global donde la transición energética es crucial para el futuro del planeta.

El informe de la AIE no solo resalta la realidad del dominio chino en el mercado de minerales críticos y tecnologías, sino que también plantea un desafío significativo para los países que buscan una transición energética sostenible. A medida que la electrificación y la demanda de energía continúan creciendo, la necesidad de un enfoque colaborativo y diversificado se vuelve cada vez más urgente para asegurar un futuro energético seguro y equitativo.

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