¡ALERTA! ¿Los bancos centrales están a punto de provocar un colapso financiero? Descubre el plan secreto detrás de la deuda.

En un contexto financiero global cada vez más incierto, los bancos centrales navegan por aguas turbulentas al intentar equilibrar la política monetaria y la estabilidad económica. Tras más de una década de estímulos extraordinarios, han comenzado a desmantelar el complejo andamiaje de liquidez que construyeron, con la esperanza de regresar a una "normalidad" que parece más distante cada día. Recientemente, instituciones como la Reserva Federal de EE. UU., el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo (BCE) habían logrado reducir los tipos de interés y finalizar las compras de deuda. Sin embargo, nuevas señales de tensión de liquidez han interrumpido esos planes, lo que sugiere que la estabilidad es más frágil de lo que se pensaba.

La reducción del balance de los bancos centrales, conocida en el argot financiero como quantitative tightening, ha llevado a una disminución significativa de sus reservas, que son la base para garantizar la liquidez del sistema financiero. Con el objetivo de atender las necesidades de efectivo de los bancos, estos, a su vez, dependen de que el banco central esté disponible para aportar recursos en caso de que la demanda de liquidez supere la oferta. Sin embargo, la reducción de reservas ha hecho que esta situación se complica, especialmente en el caso de la Fed.

La propia Reserva Federal ha admitido que sus reservas han pasado de ser “abundantes” a un nivel calificado como “suficiente”. En respuesta a emergentes problemas de liquidez, la Fed decidió cancelar su política de reducción de balance, reinvirtiendo la deuda que vence en su cartera desde el 1 de diciembre. Esta decisión busca prevenir una crisis similar a la de septiembre de 2019, cuando los tipos interbancarios se dispararon del 2% a picos entre el 8% y el 10%, evidenciando la dificultad de retirar liquidez del sistema.

“Los indicios de presiones de financiación han traído de vuelta recuerdos desagradables”, reconoce Susan Hill, jefa de grupo de liquidez pública de la gestora estadounidense Federated Hermes.

Recientemente, los tipos de operaciones de repo han superado el 3,9%, que es el interés que la Fed paga por las reservas. Este fenómeno indica tensiones en la liquidez del mercado monetario estadounidense. “Los bancos, con reservas en la zona baja del umbral, son más reacios a desprenderse de liquidez”, explican desde Analistas Financieros Internacionales.

La situación se complica aún más con la reciente avalancha de emisiones de letras del Tesoro de EE. UU. Los fondos monetarios han encontrado en estas letras una alternativa más atractiva que dejar su dinero depositado en la Reserva Federal, lo que ha drenado aún más las reservas. José Manuel Amor, socio director de AFI, señala que este fenómeno responde a un doble factor: la reducción de las reservas bancarias y la política de financiación del Tesoro, muy orientada a instrumentos a corto plazo.

“La Fed no ha decidido finalizar su reducción del balance para estimular la economía, sino para evitar problemas de liquidez”, explica Amor. “Está tratando de crear una situación en la que las reservas dejen de disminuir justo antes de que escaseen”, afirma Jakub Lichwa, gestor de carteras en TwentyFour AM del grupo Vontobel.

En respuesta a las tensiones de 2019, la Fed implementó el mecanismo conocido como Standing Repo Facility (SRF), que ofrece a los bancos liquidez inmediata a cambio de deuda del Tesoro como garantía. Recientemente, se han registrado picos en los saldos del SRF, lo que indica que los bancos solo recurren a esta línea de liquidez en situaciones de estrés evidente, no de forma preventiva. La Fed busca normalizar su uso, alejándolo de la idea de un auxilio de emergencia.

En cuanto al resto de los bancos centrales, el Banco de Inglaterra ha optado por suavizar la reducción de su balance. Hasta septiembre de 2026, se espera que su cartera de bonos se reduzca de 100,000 millones de libras al año a 70,000 millones, enfocándose en vender menos bonos a largo plazo debido a tensiones en algunas subastas de deuda. Por su parte, el BCE continúa su proceso de reducción de balance sin señales de detenerse, aunque las reservas bancarias han disminuido en más de 2 billones de euros en los últimos tres años.

En resumen, la situación actual refleja la complejidad de equilibrar la política monetaria en un entorno donde los bancos centrales deben actuar cautelosamente. Con tensiones de liquidez emergentes y decisiones cruciales por parte de las instituciones financieras, el panorama económico se torna más incierto. La forma en que cada banco central maneje sus reservas y su balance será crucial para evitar futuras crisis financieras.

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