¡Descubre la sorprendente verdad sobre la alimentación de mayores de 70 que los médicos NO quieren que sepas!

La alimentación saludable es un pilar fundamental para el bienestar de las personas mayores de 70 años. A medida que se avanza en edad, la elección de los alimentos y su proporción en la dieta diaria se vuelven cruciales para mantener la vitalidad, prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida. Así lo señala el Instituto Nacional de Envejecimiento de Estados Unidos (NIA, por sus siglas en inglés).

Los expertos del NIA enfatizan la importancia de contar con una dieta equilibrada, variada y adaptada a las necesidades de la vejez. A menudo, los adultos mayores consumen menos frutas y verduras de las recomendadas, lo que puede afectar su salud digestiva y cardiovascular. Por ello, es vital priorizar alimentos frescos e integrales, mientras se evitan los ultraprocesados, las grasas saturadas y los azúcares añadidos.

La licenciada Natalia Antar, nutricionista del Hospital Británico y de la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC), explicó a Infobae que “reducir o eliminar el azúcar agregado ayuda a mejorar el perfil metabólico (glucosa, insulina, triglicéridos), disminuye la inflamación crónica de bajo grado, y mejora la salud cardiovascular, lo que impacta directamente en el cerebro”.

Antar también señala que la alimentación no se trata de “prohibirse todo”, sino de adoptar hábitos sostenibles. Para promover una longevidad saludable, sugiere varios pilares:

  • Evitar ultraprocesados y azúcares agregados: Esto es importante no solo por las calorías, sino por el impacto inflamatorio y metabólico que generan.
  • Incluir alimentos ricos en polifenoles y antioxidantes: Como frutos rojos, cúrcuma, aceite de oliva, té verde, cacao amargo y vegetales de colores intensos, que protegen las neuronas del daño oxidativo.
  • Asegurar proteínas de calidad y suficientes: Para mantener masa muscular y prevenir la sarcopenia, que se asocia a la fragilidad y el deterioro funcional.
  • Cuidar la salud de la microbiota intestinal: Mediante la ingesta de fibras, alimentos fermentados y una variedad vegetal.
  • No temerle a las grasas buenas: Provenientes de pescados azules como el salmón y la sardina, palta y nueces, que son esenciales para la función cerebral.
  • Tomar agua y moverse todos los días: “Parece simple, pero es profundamente efectivo”, afirma Antar.
  • Respetar el descanso nocturno y el ritmo circadiano: “Lo que comemos también se procesa diferente según la hora del día”, concluye la nutricionista.

El NIA recomienda que la mitad del plato de una persona mayor esté compuesta por frutas y verduras, mientras que la otra mitad debe dividirse entre cereales integrales y proteínas magras. Las verduras ocupan un lugar destacado en la dieta, ya que aportan vitaminas, minerales, carbohidratos y son una fuente importante de fibra. Dentro de este grupo, se aconseja incluir:

  • Verduras de hoja verde oscura: Como brócoli, espinacas y col rizada.
  • Verduras rojas y naranjas: Por ejemplo, zanahorias y calabaza.
  • Verduras ricas en almidón: Como el maíz y las papas.
  • Legumbres: Incluyendo porotos, garbanzos y soja.

La fibra, presente en muchos alimentos de origen vegetal, ayuda a prevenir problemas digestivos y a reducir el colesterol. Por otro lado, las frutas son esenciales para una dieta saludable, aportando color, sabor y nutrientes. El NIA aconseja elegir una amplia variedad de frutas, desde cítricos hasta bayas y higos, y se recomienda consumirlas enteras para maximizar el aporte de fibra.

En cuanto a cereales y granos, se debe preferir la variedad integral. Al menos la mitad de estos alimentos deben ser integrales, ya que aportan hierro, vitaminas del grupo B, y fibra. En lo que respecta a los alimentos proteicos, es fundamental incluir tanto fuentes animales como vegetales para asegurar una adecuada ingesta de nutrientes.

Finalmente, el consumo de lácteos y sus alternativas contribuye a la salud ósea, siendo el calcio y la vitamina D cruciales para mantener huesos fuertes en la tercera edad. Las opciones bajas en grasa son las más recomendadas para cuidar la salud cardiovascular.

En resumen, un enfoque proactivo hacia la alimentación puede marcar la diferencia en la salud de los adultos mayores. Adoptar hábitos alimentarios saludables no solo fomenta el bienestar físico, sino que también puede mejorar la calidad de vida y la longevidad.

Te puede interesar:

Subir