¡Impactante! La FDA admite 50 muertes de niños tras las vacunas COVID: ¿Es seguro vacunar a tus hijos?

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha dado a conocer una conclusión alarmante: al menos 10 muertes de niños están directamente relacionadas con la vacunación contra el COVID-19. Este hallazgo marca un momento histórico, ya que es la primera vez que funcionarios federales reconocen que las vacunas contra el COVID-19 causaron la muerte de menores.
El Dr. Vinay Prasad, director del Centro de Evaluación e Investigación de Productos Biológicos de la FDA, expresó su sorpresa en un memorando interno fechado el 28 de noviembre, que fue obtenido por The Epoch Times. En el documento, Prasad, quien ha sido un crítico de la decisión de mantener las vacunas disponibles para los jóvenes, afirmó que la cifra de muertes podría ser aún mayor. "En todo caso, esto representa una codificación conservadora", escribió, sugiriendo que el número real de muertes podría ser superior a lo reportado.
Desde que se autorizó la vacuna contra el COVID-19 en 2020 para ciertos grupos de adolescentes y, posteriormente, para niños a partir de 6 meses, millones de menores han recibido la dosis. La FDA, que regula las vacunas y medicamentos en Estados Unidos, ha indicado que este nuevo hallazgo traerá cambios en las futuras autorizaciones y recomendaciones de uso.
A pesar de la gravedad de este informe, el gobierno de Joe Biden no ha emitido alertas ni ha informado sobre los riesgos asociados con estas vacunas. A diferencia de lo que ocurre con otras vacunas, donde se advierte sobre contraindicaciones y efectos secundarios, este caso parece haber sido tratado de manera diferente, lo que ha llevado a críticas sobre la transparencia del gobierno en la comunicación de posibles efectos adversos.
La Dra. Tracy Beth Hoeg, funcionaria de la FDA, comenzó a investigar las muertes relacionadas con la vacunación durante el verano, tras la preocupación de que la administración anterior pudiera haber minimizado los daños potenciales de las vacunas, incluyendo casos de miocarditis o inflamación cardíaca. Esta afección, que puede ser mortal, presenta síntomas como dolor en el pecho y latidos cardíacos irregulares. En su análisis, Hoeg determinó que algunas muertes de niños tras recibir la vacuna "se debieron a la recepción de la vacuna", según lo indicado por Prasad en su memorando.
Con este contexto, el debate sobre la seguridad de las vacunas contra el COVID-19, especialmente en la población infantil, se intensifica. La pregunta que queda en el aire es si los padres y tutores están siendo suficientemente informados sobre los riesgos potenciales. Mientras que las autoridades sanitarias promueven la vacunación como una medida esencial para combatir la pandemia, se hace evidente la necesidad de una comunicación más clara y abierta respecto a los efectos adversos que pueden surgir.
Este desarrollo no solo tiene implicaciones para la política de salud pública en Estados Unidos, sino que también podría influir en la percepción de la vacunación en otros países, incluyendo Argentina, donde la vacunación infantil ha sido fuertemente impulsada durante la pandemia. El reto ahora es equilibrar la necesidad de proteger a la población con la responsabilidad de proporcionar información completa y transparente sobre los tratamientos disponibles.
Las familias argentinas, que también han enfrentado la pandemia y las decisiones de vacunación, deben estar atentas a estos nuevos hallazgos y considerar todas las implicaciones que conllevan. La salud de los niños es una prioridad, y es fundamental que se tomen decisiones informadas en base a hechos y datos verificados.
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