¡El Mundial de Messi y la sorprendente llegada de Trump: ¿Qué ocurrirá en esta explosiva combinación?

En un trágico incidente ocurrido el 2 de septiembre, dos hombres desarmados se encontraron aferrados a los restos de un barco, desesperados por no ahogarse, mientras que un ataque inesperado acabó con la vida de nueve de sus compañeros. Este evento se suma a la alarmante cifra de casi cien supuestos narcotraficantes que han sido asesinados por Estados Unidos en aguas del Caribe y el Pacífico Sur.

La situación se intensificó cuando, tres meses después, el 4 de diciembre, un video del ataque fue presentado a senadores estadounidenses en una reunión a puertas cerradas en el Capitolio. En ese contexto, el comediante Jimmy Kimmel hizo una irónica referencia al secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, a quien el Washington Post señala como el responsable de dar la orden de ejecución. Jonathan Freedland, en The Guardian, sugirió que la administración Trump se asemeja cada vez más a una “empresa criminal”. Este mismo día, a tan solo cuatro kilómetros del Capitolio, Donald Trump recibió un “Premio de la Paz” en el esperado sorteo del Mundial 2026, entregado por Gianni Infantino, presidente de la FIFA.

Lionel Messi decidió no asistir a la ceremonia, no por evitar un posible encuentro con Javier Milei o su colega en la AFA, Claudio "Chiqui" Tapia, como algunos medios especularon, sino porque el día siguiente debía jugar la final de la MLS (Major League Soccer), donde se coronó campeón, alcanzando así el título número 47 de su carrera. El partido, que se celebró en un estadio de 21.500 personas en Fort Lauderdale, Florida, fue un anticipo de lo que podría ser su participación en el próximo Mundial.

Con el sorteo del Mundial, Messi se enfrenta a un desafío significativo. La Copa FIFA, ahora con 48 selecciones y 104 partidos, presentará una exigencia mucho mayor que la de la MLS, que ha sido caracterizada como un fútbol "parodia". El histórico preparador de Diego Maradona, Fernando Signorini, recomendó a Messi priorizar su preparación para el Mundial, sugiriendo un trabajo físico específico que compense los 39 años que cumplirá durante la competencia.

A pesar de un rendimiento discreto en la final de la MLS, donde hizo tres intervenciones clave en el partido que terminó 3-1 a favor de su equipo, Inter de Miami, la expectativa crece en torno a cómo se desarrollará su último Mundial, el sexto de su carrera. La selección dirigida por Lionel Scaloni enfrenta el desafío de mantener la misma "hambre" y juego que los llevó a la victoria en Qatar 2022, ya que solamente una selección ha logrado repetir el título en la historia de los Mundiales: Brasil en 1958 y 1962.

El Mundial como Espejo Político

La política ha estado intrínsecamente ligada a los Mundiales. Desde el Mundial de Italia en 1934, bajo el fascismo de Benito Mussolini, hasta el de Argentina en 1978, en plena dictadura de Jorge Videla, la FIFA ha usado estos eventos para mostrar una imagen favorable de los países anfitriones. Pero nunca antes había entregado el evento al país organizador de forma tan evidente, como en el caso de Estados Unidos durante la administración de Trump.

Estados Unidos, que históricamente no contaba con una figura como Maradona o Messi para elevar su imagen futbolística, ha logrado posicionarse como un actor poderoso en el mundo del fútbol, especialmente tras el escándalo de corrupción conocido como FIFA-gate, que permitió la llegada de Infantino a la presidencia. Este último ha mantenido una relación cercana con Trump, incluso trasladando oficinas de la FIFA a la Torre Trump en Nueva York.

El Mundial de 2026, que coincide con el 250 aniversario de la independencia de Estados Unidos, se celebrará poco antes de las elecciones intermedias, lo que añade una capa de interés político al evento. Además, se ha informado que Estados Unidos será el anfitrión del primer gran Mundial de Clubes en 2025, con financiación de Arabia Saudita, así como de la Copa América en 2028.

En este contexto, la administración de Trump ha seguido adelante con políticas controvertidas, incluida la militarización de ciudades y ataques contra inmigrantes. Sin embargo, esto parece no afectar su imagen en el ámbito deportivo, donde Infantino lo ha honrado con un Premio de la Paz. La situación pone de manifiesto cómo el fútbol se ha convertido en un escenario donde la política y el deporte a menudo se entrelazan, revelando la complejidad de las relaciones internacionales y los intereses económicos que subyacen a estos grandes eventos.

Así, mientras Messi se prepara para su desafío mundialista, las intrigas políticas y las controversias en torno a la FIFA y el gobierno estadounidense seguirán siendo un tema candente. El fútbol, en su esencia, sigue siendo un espejo de la sociedad, reflejando tanto sus alegrías como sus conflictos.

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