¿AFA Play a un paso de cambiar el fútbol argentino? ¡Descubrí el oscuro secreto que podría dejarte sin tu equipo!

Carlos Aira
La capital estadounidense se ha convertido en el epicentro del fútbol mundial este fin de semana, al celebrarse el sorteo de la primera Copa del Mundo FIFA organizada de forma tripartita. La fiesta comenzó en el deslumbrante Kennedy Center, atrayendo la atención internacional. Entre los presentes se encontraban los líderes de las tres naciones anfitrionas: Donald Trump de Estados Unidos, quien recibió el Premio FIFA de la Paz; Claudia Sheinbaum de México; y Mark Carney de Canadá.
El azar, representado por las bolillas en movimiento, determinó el camino de la Selección Argentina. El actual campeón del mundo ya conoce a sus rivales en el grupo: se enfrentará a Argelia, Austria y la debutante Jordania.
En este contexto de poder, la figura de Claudio Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), cobró relevancia. Tapia ha estado en el centro de una ardua pulseada política en las últimas semanas, pero recibió un fuerte respaldo de la alta cúpula del fútbol mundial en Washington. Este apoyo se inició en el reciente Congreso Extraordinario de la Conmebol en Lima, donde fue ratificado por unanimidad como representante de la Confederación Sudamericana ante el Consejo de la FIFA. Su consolidación se selló con un encuentro clave con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, cuya fotografía juntos despeja dudas y actúa como un claro aval internacional.
Sin embargo, la maniobra de Tapia no se limitó al ámbito deportivo. Fortaleció su vínculo con Infantino y también estableció lazos con el entorno trumpista. Fuentes cercanas a la AFA revelaron su encuentro con Felix Lasarte, un influyente asesor de la Comisión de Inteligencia del presidente Trump. En medio de rumores de una posible intervención de la AFA, impulsada por una triada que uniría a Trump, Infantino y el presidente Milei, la dirigencia argentina mantiene una visión estratégica, recordando la consigna del General Perón: “La verdadera política es la política internacional.”
Mientras la AFA consolida su poder en el exterior, la realidad en casa es mucho más compleja. El fútbol argentino enfrenta un mal endémico: un tira y afloja organizativo acentuado por su mayor problema: el económico. El mapa del fútbol nacional ha cambiado drásticamente, con un número creciente de actores buscando un lugar en las categorías más altas, evidenciado por el aumento de clubes en la Primera División y el Nacional B.
El modelo institucional actual exige a los clubes mantener vastas estructuras de empleados, lo que los lleva a iniciar cada temporada con déficits operativos monumentales. Por ejemplo, el histórico club Vélez Sársfield enfrenta un déficit de casi 10 millones de dólares antes de cada temporada. El cuello de botella de nuestro fútbol es, sin duda, la economía.
La situación se ha complicado tras el fin del programa Fútbol Para Todos, que garantizaba ingresos a clubes que antes solo recibían migajas. Desde 2017, los ingresos por derechos de televisión han ido en caída constante.
En este panorama desolador, la figura de los campeones del mundo, especialmente Ángel Di María, permitió renegociar estratégicamente los derechos de imagen en ciertos mercados internacionales. Este hecho podría ser clave para entender el repentino reconocimiento al Club Atlético Rosario Central, un movimiento señalado como el inicio del resonante AFAGATE en las últimas semanas.
El conflicto interno va más allá de lo económico y se centra en una lucha de modelos de gestión. La imagen de Juan Sebastián Verón en el pasillo de Arroyito no es un mero detalle, sino la punta del iceberg de una disputa ideológica. Representa a un grupo de dirigentes de clubes poderosos dispuestos a estrangular económicamente a las instituciones más pequeñas para reinstaurar un reparto de ingresos más desigual al existente antes de 2009.
Mientras el debate sobre las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) y la crisis económica domina la agenda, la atención internacional, sin embargo, ha sido selectiva. Esta semana se ha discutido la posible creación de una nueva Copa Libertadores en Brasil, pero los medios argentinos han ignorado una crucial disposición de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF): la implementación de un Fair Play Económico que busca sanear y garantizar la estabilidad financiera de los clubes.
En Argentina, la trama de fondo de todas las tensiones internas radica en el control del espectáculo del fútbol. El foco se centra en diciembre de 2025, cuando expira el contrato histórico que une a Torneos y Competencias con la AFA. Ante esta situación, la AFA planea asumir la televisación de estas categorías a través de su propia plataforma, AFA Play, estimando un abono anual de apenas diez dólares. Este movimiento ha encendido alarmas entre los grandes grupos económicos que dominan la comunicación futbolística.
El tándem Tapia-Toviggino parece despreocuparse por el “qué dirán” de la opinión pública. Desde el Decreto 70/2023, han neutralizado diversas avanzadas políticas. Consciente de que la organización del fútbol argentino es un asunto de entes privados, las verdaderas decisiones se resuelven en el Comité Ejecutivo de la AFA.
En este contexto, su lógica de gobierno se asemeja a la de la vieja escuela de Julio Grondona: se puede gobernar el fútbol con la prensa y las tribunas en contra, porque ellos no votan en el Comité Ejecutivo. Mientras las redes sociales se llenan de discusiones, la AFA continúa tejiendo una política internacional a su ritmo.
El Tribunal Oral Federal 1 absolvió a exfuncionarios y dirigentes investigados por la causa Fútbol Para Todos. Luego de once años, la justicia dictaminó que no existieron elementos probatorios que acrediten las denuncias de la legisladora Graciela Ocaña.
Este contexto de tensiones y movimientos en el fútbol argentino no solo es un reflejo de la actualidad deportiva, sino también un microcosmos de la política y la economía del país. Es evidente que el futuro del fútbol argentino no solo depende de sus éxitos en el campo de juego, sino de cómo se manejen estas complejas dinámicas internas.
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