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En un contexto de creciente tensión en el ámbito de la defensa y la seguridad nacional, la reciente reconfiguración de los ministerios bajo el gobierno de Javier Milei ha desatado un intenso debate. La frase "Démosle Ejército a Victoria, que pide a Presti" refleja las intrincadas dinámicas del poder militar en Argentina, donde el interés por el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea se ha vuelto un juego político de alta relevancia. Este escenario se remonta a la teoría de las tres P: el Poder se asigna al Ejército, el Prestigio a la Marina y la Plata a la Fuerza Aérea.
El ascendente Javier Milei ha comenzado a delinear su visión del país, mientras figuras como Nicolás Posse, apodado "El Premier Breve", han desempeñado roles clave en la distribución de influencia. La aviación, que busca modernizarse a través de la adquisición de F-16, contrasta con la urgencia de la Marina que reclama un submarino Scorpene. En este marco, la figura de Victoria Villarruel, conocida como "La Cayetana", ha emergido como un actor crucial, especialmente en el contexto de las decisiones de defensa, aunque todavía no se había consolidado como rival directa del "Panelista de Intratables".
El panorama se complica con la designación de Luis Petri, "El Carucha", quien ha quedado al frente del ministerio de Defensa. Mientras espera el lanzamiento oficial de los F-16, también se prepara para una futura carrera como diputado. Este trasfondo revela cómo el negocio del armamento va más allá de lo superficial, involucrando cifras exorbitantes, como los 25 mil dólares la hora solo para volar estos aviones de combate.
La Inteligencia, por su parte, está en manos de Santiago Caputo, conocido como "El Neo Giacomini", quien ha nombrado a un amigo de la familia para un puesto clave, lo que refleja un patrón de favoritismo en estas designaciones. Esta red de "hijos de", donde el Teniente General Carlos Alberto Presti, hijo de un represor, ha tenido su carrera marcada por su legado familiar, pone de manifiesto las sombras del pasado en la estructura militar actual. Presti, a pesar de las críticas y su controversial historia, se ha mantenido en posiciones de poder, incluso habiendo sido director del Colegio Militar.
El hecho de que Presti no haya sido deshonrado cuando se descubrió que un oficial recién recibido llevaba marcas de abusos en su espalda ilustra un entorno donde la cultura militar se mezcla con el silencio y la complicidad. Jorge Taiana, conocido como "El Indemne", no pudo acusarlo por su vínculo familiar con su propio carcelero, lo que evidencia las complejidades de la historia reciente de Argentina.
La frivolidad asociada a los apellidos en el ámbito militar es alarmante. Dependiendo de quién esté en el poder, un apellido puede ser un estigma o un privilegio. En la actualidad, con el gobierno de Milei, apellidos que antes eran considerados un lastre pasan a ser vistos como activos valiosos. La designación de Presti como Ministro de Defensa no solo refuerza esta narrativa, sino que también establece una paridad con lo que se denomina "barbarie popular".
A la vez, el gobierno actual parece estar alineándose con un "cipayismo explícito", atando a Argentina a la órbita de la administración de Donald Trump. Este enfoque occidental radicalizado ha generado preocupaciones sobre la soberanía nacional, reflejando una dependencia hacia una figura internacional que ha sido tanto admirada como criticada por sus políticas extremas. La ambigüedad estratégica de Trump, que lo llevó a buscar un Premio Nobel de la Paz mientras aplicaba políticas severas en su propio país y en el extranjero, es un claro indicador de la dirección que podría tomar Argentina en el ámbito internacional.
En este contexto, el Teniente General Presti, actual titular del Estado Mayor General del Ejército, proviene también de la controversial Brigada IV Aerotransportada de Córdoba, que ha sido un semillero de líderes militares en el pasado. A pesar de la presión sobre él para que solicite su retiro, mantiene su ingenio en la selección de su sucesor, el General de División Oscar Zarich, quien podría ser clave en la consolidación de una cultura de comandos.
En la búsqueda de un equilibrio entre la modernización militar y la historia oscura del país, el futuro de la defensa en Argentina se presenta incierto. Las decisiones que se tomen en las próximas semanas no solo afectarán las estructuras de poder dentro de las fuerzas armadas, sino que también tendrán repercusiones profundas en la política interna y las relaciones internacionales del país. Ante esta situación, la pregunta persiste: ¿Hasta dónde llegará el gobierno de Milei en su reconfiguración del poder militar y político en Argentina?
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