¡Alerta! ¿Sabías que llamar "criptodólares" a las stablecoins te podría COSTAR miles? Descubre por qué es un GRAVE error.

La irrupción de la tecnología blockchain en el ámbito financiero global ha dado lugar a una nueva jerga, repleta de términos que pueden resultar confusos. Uno de los errores más persistentes es referirse a las stablecoins o monedas estables como “criptodólares”. Esta imprecisión no solo oscurece diferencias fundamentales en cuanto a la naturaleza, riesgo y marco legal de estos activos, sino que también puede conducir a malentendidos sobre su funcionamiento.

El principal objetivo de las stablecoins más populares, como USDT y USDC, es mantener una paridad constante con el dólar estadounidense. Sin embargo, aunque su diseño busca esta estabilidad, no significa que sean equivalentes al dólar. Mientras que el dólar es una obligación del gobierno de los Estados Unidos y tiene estatus de moneda de curso legal, una stablecoin es un token digital emitido por una entidad privada, lo que plantea una importante diferencia en términos de garantías y respaldo.

Para ilustrar esta distinción, se puede pensar en un recibo de depósito bancario. No lo llamaríamos “dólar”, sino una promesa de canje por un dólar custodiado. De manera similar, una stablecoin es un derecho digital sobre un colateral prometido. Este colateral puede variar ampliamente, lo que incide en el riesgo asociado a cada stablecoin. Si bien todas buscan la paridad con el dólar, los activos que las respaldan pueden incluir efectivo, equivalentes de efectivo o bonos del Tesoro, entre otros.

Además, el universo de las monedas estables es más amplio que solo el dólar. Existen stablecoins vinculadas al euro, al yen japonés, o incluso a canastas de diversas monedas. También hay stablecoins algorítmicas que dependen de complejos algoritmos y criptoactivos para mantener su paridad. Confundir todas estas herramientas financieras como “criptodólares” diluye la crucial diferencia entre un instrumento respaldado por bonos gubernamentales y otro que se basa en promesas de arbitraje.

Otro punto crítico es el estatus legal de las stablecoins. El dólar, por ley, debe ser aceptado para el pago de todas las deudas dentro de los Estados Unidos. Esta obligación legal no aplica a ninguna stablecoin privada. Por lo tanto, un comerciante no está obligado a aceptar USDT o USDC en una transacción, lo que las convierte en instrumentos privados de pago, sin la garantía gubernamental que caracteriza al dólar.

La confusión sobre el término "criptodólar" también oculta la diferencia entre la emisión privada y la estatal. Si el gobierno de Estados Unidos decidiera emitir una versión digital de su moneda, se trataría de una Moneda Digital de Banco Central (CBDC), que tendría el estatus de curso legal. Las stablecoins, por el contrario, son un producto de la innovación del sector privado y operan sin el respaldo directo del Banco Central.

La ironía de las stablecoins radica en que, a pesar de estar diseñadas para eludir la dependencia de los bancos centrales, su éxito radica en la confianza que las personas depositan en la moneda centralizada que pretendían evitar: el dólar. Aunque tecnológicamente son descentralizadas, su estabilidad depende absolutamente de la gestión de colateral y la confianza en la entidad emisora. Si esta no es confiable, la paridad se ve comprometida.

Hoy en día, las stablecoins operan en una zona gris regulatoria, dado que combinan elementos de valores, mercancías e instrumentos de pago, lo que complica su clasificación. Mientras que el uso popular y la asimilación simplificada de términos reflejan la falta de rigor, también subrayan la eficacia de estas monedas estables para satisfacer una demanda urgente: la necesidad de una representación estable y reconocida del dólar en la era digital.

Para el usuario promedio que busca mover valor rápidamente de un país a otro, la stablecoin puede funcionar como un “dólar digital”, un activo que, aunque no es legalmente un dólar, cumple una función económica similar en el ecosistema blockchain.

Así, aunque las stablecoins no son legalmente dólares, han logrado replicar, en la práctica, la función crítica del dólar como un activo puente en las finanzas digitales. Su creciente uso en el mercado pone de manifiesto la urgente necesidad de regulación y una comprensión más clara de su funcionamiento y sus implicaciones.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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