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Confinamiento, pantallas…. y ¡miopía!

No hay comentarios | Publicado el jueves 17 de junio

El confinamiento por la pandemia del coronavirus hizo que, durante largos meses, especialmente de 2020, los niños y niñas de todo el mundo dejaran de ir a la escuela. Prácticamente no salieron de sus casas y los juegos al aire libre pasaron a ser un recuerdo. Una de las consecuencias silenciosas de este aislamiento obligatorio fue el aumento de la miopía en los menores.

Investigaciones recientes de distintas universidades de China, Canadá y América Latina coinciden en el diagnóstico. La falta de luz solar es la razón principal del crecimiento de esta enfermedad en el último año.

Estudios con advertencias

Un estudio publicado en la revista The Lancet reveló que los rayos del sol liberan dopamina en la retina, una sustancia que evita que el globo ocular se haga más largo y ayuda a prevenir el aumento de la miopía. Carolina Picotti, médica, oftalmóloga infantil y autora del trabajo alertó que “si los niños no salen al aire libre y no reciben luz de sol, su cuerpo no genera este neurotransmisor y la enfermedad se dispara”. En ese sentido, aclaró que «ninguna luz artificial puede reemplazar los rayos solares en la generación de dopamina”.

Las conclusiones del trabajo se lograron gracias a la colaboración de 16 oftalmólogos de todas las regiones de la Argentina. Entre los resultados se destaca que, los participantes que tenían entre 5 y 18 años aumentaron en promedio un 40% la progresión de la miopía entre 2019 y 2020. Los coinciden con el encierro en sus casas por el confinamiento. “El porcentaje del aumento en la miopía no solo es muy alto, sino que confirma la hipótesis de que los factores ambientales y no solo los genéticos pueden incrementar o disminuir esta enfermedad”.

Picotti insiste en que en circunstancias normales la evolución de la miopía en los niños es la contraria a la que se observó en el año del confinamiento: “A medida que pasa el tiempo y el niño crece, el porcentaje de progresión debe disminuir. En este caso sucedió lo opuesto: los niños crecieron y la enfermedad se disparó”. Este aumento en los problemas de claridad de la visión de lejos, que se repite en varias regiones del mundo, es muy preocupante si se tiene en cuenta que hace poco la Organización Mundial de la Salud estimó que en 2050 la mitad de la población mundial será miope.

Un problema mundial

Por su parte, David Musch, profesor del departamento de Oftalmología y Ciencias Visuales de la Universidad de Michigan, coincide con la advertencia. Este profesional afirma que la investigación de la que fue coautor, publicada hace unos meses en la revista médica JAMA Network, confirma que los niños de China incrementaron drásticamente su miopía durante los meses del confinamiento.

Musch explica que el estudio comparó los niveles de miopía de más de 100.000 niños de escuelas primarias en la ciudad de Shandong, en China, desde 2015 hasta 2020. La respuesta fue contundente: se encontró miopía en un porcentaje más alto en las evaluaciones de 2020 en comparación con las encuestas anuales de años anteriores.

Los niños de seis a ocho años fueron los más afectados. Musch afirma que el vertiginoso aumento de la miopía puede traer consecuencias más graves para la salud visual de las personas a medida que van creciendo. “Algunas desarrollarán complicaciones de la miopía que amenacen la vista en el futuro, como cataratas, glaucoma y desprendimiento de retina”.

Un mundo con anteojos

Otro estudio realizado en Canadá reveló que en los meses más duros del confinamiento los niños pasaban en promedio más de cinco horas al día frente a las pantallas. El uso de computadoras y celulares fue de lo más variado. Realizaron actividades de entretenimiento, además del tiempo que ya dedicaban a las tareas y clases de la escuela, también en dispositivos electrónicos.

Sin embargo, los expertos están de acuerdo en que el aumento de la miopía en los más pequeños no se debe, cómo se creía antes, al uso intenso de las pantallas, sino a la poca actividad al aire libre y en consecuencia a la ausencia de rayos de luz solar. En ese sentido, la investigadora argentina Carolina Picotti afirma que “científicamente” no está comprobado aún que “la luz de los dispositivos electrónicos genere miopía”. En cambio, lo que sí demostraron otros estudios es que la distancia frente a la pantalla, el tamaño de las letras y el fondo de contraste pueden hacer que el globo ocular aumente o disminuya su tamaño y produzcan cambios en la calidad de la visión.

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