Atención: el oscuro secreto de las pantallas en la infancia y lo que tenés que saber YA

El uso de dispositivos móviles y pantallas en la infancia y adolescencia ha emergido como un grave problema de salud pública en Argentina. Según un informe elaborado por UNICEF en colaboración con el Ministerio para la Transformación Digital, los datos son alarmantes y reflejan una tendencia preocupante que se ha intensificado en los últimos años.
El informe revela que ocho de cada diez estudiantes reciben su primer teléfono móvil a los 11 años. Esta temprana introducción a la tecnología no solo afecta la vida cotidiana de los jóvenes, sino que también influye en su salud mental y en su desarrollo social. Casi la totalidad de los jóvenes de entre 10 y 20 años está activa en alguna red social, lo que plantea un nuevo conjunto de desafíos.
Los principales problemas identificados en el estudio se pueden dividir en tres categorías:
1. Acceso a la pornografía: La exposición a contenidos pornográficos comienza a una edad promedio de 11,5 años. Uno de cada cinco jóvenes presenta un patrón de consumo problemático, siendo más prevalente entre los varones (42,3%) en comparación con las chicas (16,7%). Este fenómeno genera preocupación, ya que casi el 40% de los adolescentes considera que la pornografía incita a la violencia en las relaciones sexuales.
2. Uso de redes sociales: La penetración de las redes sociales es igualmente alarmante, con casi ocho de cada diez alumnos de Primaria ya teniendo un perfil en alguna plataforma. El 43,6% está registrado en tres o más redes, y se estima que el 20% de los estudiantes dedica más de cinco horas diarias a estas redes durante el fin de semana. Este uso excesivo se intensifica con la edad, lo que podría llevar a problemas de socialización y salud mental.
3. Violencia digital: Un dato preocupante es que más de la mitad (58,4%) de los menores afirma haber interactuado en internet con desconocidos. Además, un 7,8% ha recibido proposiciones sexuales de adultos, lo que plantea serias preocupaciones sobre la seguridad en línea de estos jóvenes.
La combinación de estos factores sugiere que el entorno digital se ha convertido en un espacio de riesgo que necesita ser abordado con urgencia. Es fundamental que padres, educadores y responsables de políticas públicas trabajen en conjunto para implementar estrategias que protejan a los menores de los peligros que conlleva el uso inadecuado de la tecnología. La educación sobre el uso responsable de dispositivos móviles y el fomento de un diálogo abierto sobre temas como la pornografía y la violencia digital son pasos cruciales hacia un futuro más seguro para las nuevas generaciones.
Como sociedad, es esencial reflexionar sobre cómo gestionamos esta nueva realidad y qué medidas podemos tomar para garantizar que la tecnología sea una herramienta que enriquezca, y no que perjudique, el desarrollo de nuestros jóvenes.
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