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Hace apenas dos años, la utilización de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito laboral era vista con recelo, considerándose a menudo como un atajo poco ético. Sin embargo, esa percepción ha cambiado drásticamente en el contexto actual. Ahora, los trabajadores que integran la IA en su rutina diaria son considerados los más valiosos para las empresas, convirtiéndose en actores clave en la transformación digital. En esta nueva economía, el empleado que domina la IA no teme ser reemplazado; teme quedarse atrás, rodeado de quienes no la utilizan.
De “tramposos” a indispensables
Durante un tiempo, reconocer que se usaban herramientas de IA generaba desconfianza. No obstante, el cambio cultural ha sido notable. Según un artículo de The Wall Street Journal, aquellos que incorporan la IA en sus tareas diarias se han convertido en influencers dentro de sus organizaciones, actuando como modelos a seguir para sus colegas. El Índice de Tendencias Laborales 2024 de Microsoft respalda esta afirmación, revelando datos significativos:
- 79% de los líderes empresariales considera vital adoptar la IA para mantenerse competitivos.
- 66% no contrataría a alguien que no posea habilidades en IA.
- 71% prefiere un candidato con dominio de IA, aun por encima de otro con más experiencia.
El mensaje es claro: saber usar IA no es solo una ventaja competitiva, es una condición esencial para permanecer vigente en el mercado laboral.
Lo más revelador es que esta nueva élite laboral no está compuesta únicamente por programadores o ingenieros. Muchos de ellos han adquirido sus habilidades a través de la práctica, explorando herramientas como ChatGPT, Claude o Copilot para automatizar procesos, crear contenido o analizar datos. Kevin Wei, gerente de producto y creador del canal LiftoffPM, resume esta realidad de manera contundente: “La IA puede hacer cualquier cosa que quieras, pero solo sabe tanto como tú le digas. Lo difícil es aprender a pedirle bien”.
Los empleados que logran “dialogar” con estas herramientas no solo se vuelven más eficientes, sino que también se convierten en figuras indispensables dentro de sus empresas, especialmente en sectores como la tecnología, el marketing digital y la consultoría.
La nueva brecha salarial
Un informe de PwC, titulado Global Workforce Hopes and Fears 2025, ha identificado un patrón claro: los trabajadores que poseen habilidades en IA ganan, en promedio, un 56% más que sus colegas. No solo reciben mejores salarios, sino que también son más difíciles de reemplazar. En un contexto donde algunos puestos se automatizan, otros se rediseñan en torno a quienes saben coordinar humanos y máquinas. Las grandes tecnológicas ya han comenzado un cambio silencioso: despiden a empleados que no dominan la IA y contratan a quienes la integran de forma natural en su flujo de trabajo. “La IA no te quitará el trabajo; lo hará alguien que sepa usarla”, advirtió Jensen Huang, CEO de NVIDIA.
Esta situación ha llevado a las empresas a buscar formas de cerrar la brecha de habilidades emergente, encontrando en la formación interna un método eficaz. En lugar de invertir en costosos programas externos, muchas compañías están fomentando el aprendizaje entre pares. Tim Foley, responsable de adopción de IA en International Motors, explicó a Bloomberg que la estrategia consiste en identificar a los “usuarios avanzados” y convertirlos en mentores informales. Este enfoque colaborativo no solo acelera la integración de la IA, sino que también refuerza la cohesión de los equipos, transformando lo que antes parecía una competencia en una oportunidad de aprendizaje mutuo.
A medida que avanzamos hacia 2025, la fluidez en IA se convierte en el nuevo estándar de alfabetización laboral. Así como hace dos décadas se exigía saber usar Excel o PowerPoint, hoy en día, competencias como automatizar tareas, redactar instrucciones precisas o validar la información generada por IA definirán quién lidera el futuro del trabajo. El cambio que estamos experimentando no es meramente tecnológico, sino profundamente cultural. Las empresas que comprenden esto están transformando a sus empleados más curiosos en auténticas estrellas del lugar de trabajo.
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