¡Descubre cómo la IA está destruyendo la fauna real! ¿Puedes creer que el 70% de la info en redes es falsa? ¡No te quedes atrás!

En las últimas semanas, varios videos e imágenes impactantes de fauna silvestre han circulado por las redes sociales, generando asombro y preocupación entre los usuarios. Uno de los más compartidos muestra a un jaguar (Panthera onca) caminando entre los pinos de una forestación en Artigas, mientras que otro presenta a un gigantesco tatú carreta (Priodontes maximus) atado sobre una moto con matrícula uruguaya. Además, un video viral muestra a una abuela alimentando a un puma (Puma concolor) como si fuera un gato doméstico. Sin embargo, lo que parece ser la realidad es, en muchos casos, una ilusión. Todos estos casos han resultado ser falsos o engañosos, y es fundamental entender cómo la desinformación en redes sociales impacta nuestra percepción de la fauna.
La imagen del jaguar, por ejemplo, aunque es real, no corresponde a Uruguay. Fue capturada hace diez años en Misiones, Argentina, donde esta especie aún tiene presencia. Por su parte, la imagen del tatú carreta no solo es falsa en su ubicación, sino que también ha sido manipulada. La matrícula original de la moto pertenece al estado de Pará en Brasil, país donde realmente se registró este tipo de incidencias. En Uruguay, el único registro documentado de tatú carreta corresponde a un cuero obtenido en Cerro Largo, posiblemente de principios del siglo XX.
En cuanto al video de la abuela alimentando al puma, se ha revelado que este fue creado con una herramienta de inteligencia artificial (IA) llamada Sora, desarrollada por OpenAI. Este fenómeno de la "fake fauna", como lo hemos denominado, se propaga a gran velocidad, generando confusión sobre la realidad de las especies animales.
Según un artículo reciente de biólogos de la Universidad de Córdoba, el creciente uso de la IA para crear imágenes y videos hiperrealistas está distorsionando nuestro entendimiento de la fauna y podría representar una amenaza adicional para su conservación. Este tipo de contenido genera miedos infundados, así como confianza excesiva en la interacción con especies silvestres, afectando sus relaciones con los humanos. Tanto Ramiro Pereira como Enrique González, especialistas en mamíferos del Museo Nacional de Historia Natural de Uruguay, coinciden en que la difusión de información errónea puede llevar a reacciones peligrosas hacia la fauna local. “El principal peligro de todo esto es la generación de información errónea. Será distinto su origen, pero el problema es la introducción de datos falsos en el panorama de la biodiversidad”, señala González.
Los efectos de la circulación de estas imágenes pueden ser devastadores. Por ejemplo, puede crear la percepción de que especies en peligro de extinción son más abundantes de lo que realmente son, o generar conceptos erróneos sobre los comportamientos auténticos de los animales. González recuerda un caso reciente donde se viralizó un ataque de un jaguar a un trabajador en Artigas, que resultó ser falso. Este tipo de historias puede crear pánico entre la población, desviando la atención de las verdaderas amenazas que enfrentan las especies.
La situación se complica aún más con el uso de herramientas de IA, que hacen que las imágenes generadas sean casi indistinguibles de las fotos reales. Esto crea un ciclo vicioso donde los algoritmos de las redes sociales presentan más contenido de esta naturaleza, exacerbando el problema de la desinformación.
Con esto en mente, surge la pregunta: ¿qué podemos hacer para contrarrestar esta ola de fake fauna? La educación juega un papel crucial. La publicación de contenidos de calidad que expliquen cómo interactuar críticamente con lo que vemos en redes sociales es fundamental. “Fomentar una mirada crítica y un escepticismo sano ante las imágenes de fauna difundidas es esencial”, afirma Enrique. Es clave que tanto los medios de comunicación como los expertos en fauna sean rigurosos en la verificación de la información que comparten.
El desafío no es menor; la necesidad de proteger la biodiversidad se vuelve apremiante en un contexto donde la tecnología puede fácilmente distorsionar la realidad. La conservación de la naturaleza requiere de un esfuerzo colectivo para entender y apreciar nuestra fauna nativa, y para ello, la educación es el primer paso hacia un futuro más sostenible y consciente.
Te puede interesar: