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Casi el 90% de los hogares estadounidenses cuenta con uno o más equipos de aire acondicionado, ya sea mediante sistemas centralizados, unidades Split o portátiles. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos equipos pueden agregar más humedad a la que ya existe en el ambiente, lo cual podría ser contraproducente, especialmente en zonas con alta humedad como muchas regiones de Argentina durante el verano.

Los fabricantes sugieren establecer el termostato del aire acondicionado entre 22°C y 26°C, siendo 25°C la temperatura ideal para mantener un ambiente fresco y, al mismo tiempo, lograr un ahorro energético. Mantener esta temperatura puede ser clave tanto para el confort personal como para reducir el consumo eléctrico, algo que preocupa a muchas familias en un contexto de creciente costo de servicios.

Un consejo adicional es dejar el aire acondicionado encendido durante ausencias cortas, como por ejemplo una hora. Esto evita que el equipo tenga que realizar un mayor esfuerzo para enfriar de nuevo el ambiente, lo que podría resultar en un mayor gasto energético al momento de reactivarlo.

Para un funcionamiento óptimo, es esencial realizar mantenimiento regular, que incluye limpiar o cambiar los filtros, verificar la carga de gas y mantener el aparato limpio al comienzo de la temporada de calor. Ignorar estos aspectos puede llevar a un rendimiento ineficiente.

Entre las diversas funciones que ofrecen los equipos de aire acondicionado, destaca el modo Dry (seco), que permite reducir la humedad en la habitación. Este modo es particularmente útil en días lluviosos o en estaciones intermedias donde no se necesita una refrigeración total, pero sí un ambiente más seco y saludable.

Al seleccionar el modo Dry, el equipo se dedica a eliminar el exceso de humedad en lugar de solo enfriar el ambiente. Esto no solo mejora la calidad del aire interior, sino que también ayuda a evitar la proliferación de moho, ácaros y bacterias que prosperan en ambientes húmedos. Durante su funcionamiento, el aire pasa por el serpentín evaporador, donde la humedad se condensa y se expulsa al exterior. Aunque la temperatura puede descender ligeramente, el enfoque principal es lograr un equilibrio hidrotérmico.

Además, el modo Dry puede ayudar a ahorrar energía, ya que el compresor no trabaja de manera continua como lo hace en el modo Cool. Esta variación en el funcionamiento contribuye a prolongar la vida útil del equipo y a mejorar el consumo eléctrico, lo cual es un factor importante considerando el alto costo de la electricidad en Argentina.

La empresa Mitsubishi recomienda el uso del modo Dry en días lluviosos, donde el exceso de humedad puede causar incomodidad, así como en regiones con climas tropicales, donde la humedad supera el 70%, y en dormitorios con poca ventilación. En estos entornos, es fundamental prevenir la aparición de moho y ácaros, que pueden afectar la salud.

No obstante, Mitsubishi desaconseja utilizar el modo Dry en situaciones de temperaturas muy altas, en ambientes excesivamente secos (como en invierno) y si el equipo permanece encendido durante períodos prolongados, ya que podría ser contraproducente.

En cuanto al consumo de energía, un sistema de aire acondicionado centralizado consume entre 3.000 y 3.500 vatios por hora. Por otro lado, las unidades con un split exterior tienen un consumo promedio entre 900 y 1.440 vatios por hora. Las unidades portátiles son las que más consumen, oscilando entre 2.900 y 4.100 vatios por hora. Por lo tanto, aunque estas últimas puedan parecer más accesibles inicialmente, a largo plazo suele resultar más económico invertir en la compra e instalación de un aire acondicionado fijo.

Existen múltiples factores que influyen en el consumo energético, incluyendo la eficiencia energética de los equipos (A+++, A++ y tecnología Inverter), la potencia medida en frigorías, el modo de funcionamiento, el uso y la temperatura requerida para enfriar el ambiente. Por lo tanto, es crucial elegir un equipo que se ajuste a las necesidades específicas de cada hogar.