¡Descubre lo que un cardiólogo advierte sobre el ejercicio de fuerza y la peligrosa verdad que nadie te contó!

La pregunta sobre si se deben levantar pesas cuando se tiene hipertensión genera un intenso debate, tanto en los gimnasios como en las consultas médicas. Muchos optan por evitar el entrenamiento de fuerza y prefieren actividades aeróbicas más suaves, bajo la creencia de que estas son más seguras para quienes padecen de tensión alta o buscan prevenir problemas cardiovasculares. No obstante, la ciencia y la experiencia de los especialistas sugieren que este tema es mucho más complejo de lo que se pensaba.
El cardiólogo Aurelio Rojas aclara estos interrogantes con datos y recomendaciones que ayudan a entender la relación entre el ejercicio de fuerza y la hipertensión. Rojas indica que la respuesta a la pregunta sobre si el levantamiento de pesas aumenta la tensión arterial no es simple. “Muchos se han preguntado si levantar pesas sube la tensión arterial. Y la respuesta no es tan simple como sí o no. Te lo explico”, añade. Durante el esfuerzo, la presión arterial no solo puede aumentar, sino que lo hace de manera puntual, lo cual es una reacción normal del organismo.
“Tienes que saber que durante el ejercicio de fuerza, la tensión sube de forma puntual. Esto es una respuesta normal del cuerpo, pero debes evitarlo si tu tensión está alta o no está bien controlada”, explica Rojas. Este aumento temporal no es indicativo de daño, siempre y cuando la presión esté controlada y no existan otras contraindicaciones. Así, el entrenamiento de fuerza no debería ser descartado por completo.
Investigaciones recientes respaldan las afirmaciones de Rojas, mostrando que practicar fuerza dos o tres veces por semana puede tener significativos beneficios a largo plazo. Según metaanálisis recientes, aquellos que se dedican a este tipo de entrenamiento logran reducir la presión sistólica entre cuatro y siete milímetros de mercurio, lo cual es comparable o incluso superior a los efectos de muchos fármacos.
Rojas resalta la importancia de la técnica en el entrenamiento y la adaptación del programa de ejercicios. Aconseja evitar la maniobra de Valsalva, una práctica común que consiste en aguantar la respiración y ejercer presión al levantar pesas. Esto puede provocar aumentos indeseados de presión arterial. Además, el Colegio Americano de Medicina Deportiva propone elegir pesos moderados, no buscar el fallo muscular y moverse con lentitud, comenzando con cargas del 20 al 50% del peso máximo que se podría levantar en una sola repetición.
Estos cuidados no solo minimizan los riesgos, sino que, según diversos centros especializados, pueden convertir el entrenamiento de fuerza en una herramienta eficaz para reducir la tensión arterial de manera sostenida. Asimismo, promueven la elasticidad arterial, disminuyen el riesgo de inflamación y mejoran la salud metabólica.
Rojas enfatiza el mensaje que la ciencia respalda: “El ejercicio de fuerza no es un enemigo de tu tensión. Es el aliado más potente de tu corazón. Y mucho más que muchas pastillas”. Esta perspectiva invita a quienes cuidan su presión arterial a no descartar el levantamiento de pesas, siempre que el ejercicio se realice bajo supervisión médica y con una técnica adecuada. Con este enfoque, el entrenamiento de fuerza se presenta como una opción viable y segura para proteger el corazón y mantener la hipertensión bajo control.
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