¡Descubrí por qué me siento como el personaje de Natalia Oreiro y lo que eso significa para mi vida!

Desde marzo pasado, la vida de Tamara Saburova ha cambiado drásticamente. Su esposo, Konstantin Rudnev, fue detenido en Bariloche acusado de trata de personas y reducción a la servidumbre. Como nacionalidades rusas, Tamara y Konstantin llegaron a Argentina buscando tranquilidad, lejos de la persecución que sufría Konstantin en su país natal, donde fue encarcelado en 2010 por un caso que considera fabricado, acusaciones relacionadas con su oposición al gobierno de Vladímir Putin.

En una entrevista escrita con PERFIL, Tamara comparte su angustia, comparando su situación con la película de Natalia Oreiro, donde el personaje sufre en la visita a un ser querido encarcelado. “Cada vez que lo veo en prisión, no puedo contener las lágrimas. Me resulta insoportable mirarlo allí”, explica. La comparación es inevitable, pues, al igual que la protagonista del film, Tamara se siente atrapada en un relato que no comprende del todo.

La pareja, que había cruzado el océano con la esperanza de un nuevo comienzo, se encontró con más problemas. “Cruzamos el océano, lo más lejos posible de Rusia, porque Konstantin sufría persecución constante allí, además de un acoso permanente por parte de los medios”, cuenta Tamara. Sin embargo, su búsqueda de paz se tornó en desesperación al llegar a Argentina. “Los medios de comunicación durante varios meses reflejaron solamente la versión de la Fiscalía de Bariloche y datos no oficiales que se demostró que no eran reales”, afirma.

Uno de los puntos más controvertidos de su caso es la supresión de información. Tamara asegura que se difundieron acusaciones infundadas, como el transporte de drogas, que resultaron ser falsas tras peritajes realizados por la Gendarmería Nacional. “Dieron negativo todos los peritajes, no algunos, todos”, recalca. Además, se desmintió un supuesto pedido de captura de Interpol sobre Rudnev, algo que, según documentos oficiales de Montenegro, nunca existió. Este tipo de irregularidades han alimentado su desconfianza en el sistema judicial argentino.

La detención fue abrupta y violenta. “Nos detuvieron de forma muy violenta en el aeropuerto, justo cuando estábamos por viajar a Buenos Aires. La Policía nos detuvo de repente y a Konstantin le pusieron esposas”, recuerda Tamara, quien vivió momentos de gran confusión y agresividad. “No sabía a dónde se habían llevado a Konstantin, y estaba desesperada”, relata con angustia.

En cuanto a su relación actual, Tamara expresa su dolor ante el deterioro físico y emocional de su esposo. “Le cuesta moverse, le cuesta hablar. Se cansa mucho. A veces, mientras estamos sentados juntos durante la visita, parece a punto de desmayarse”, comenta. Detrás de sus palabras hay una lucha por la humanidad en un sistema que parece no escuchar su clamor por justicia. “Es terrible tener que soportar algo así”, declara, visibilizando el sufrimiento que comparten muchas familias en situaciones similares.

El abogado de Rudnev, Carlos Broitman, ha sido claro en que “el proceso nació viciado de irregularidades”, y Tamara espera que pronto se demuestre la inocencia de su esposo. “La presunta víctima escribió una carta al juez Javier Zapata diciendo que no es víctima de nada ni de nadie”, relata Tamara, sugiriendo que hay una manipulación detrás del caso. “No sé si es rusofobia o una persecución contra los rusos en Argentina, pero todo esto parece irreal”, añade.

En un contexto donde la información y la verdad se entrelazan con la injusticia, el caso de Konstantin Rudnev se convierte en un símbolo de un sistema que podría estar fallando. Tamara hace un llamado a la humanidad y a la justicia: “Solo pido una cosa: que liberen a mi esposo, Konstantin Rudnev. Él no es culpable de nada. Solo pido que le permitan recibir tratamiento médico, que sus propios médicos puedan atenderlo”, concluye, con la esperanza de que su historia no caiga en el olvido y que su esposo recupere su libertad y dignidad.

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