¿Estás acumulando deudas en lugar de dinero? Descubre el peligro oculto que nadie te cuenta.

El economista Carlos Melconian ha entrado en la controversia que rodea la discusión entre el Gobierno argentino y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la política cambiaria. Mientras el FMI ha instado al Gobierno a aprovechar la coyuntura actual para reforzar las reservas, el ministro de Hacienda, Luis Caputo, defiende su estrategia de acumulación "inteligente". Sin embargo, Melconian ha puesto de relieve que la prioridad debe ser comprar dólares para pagar intereses, y no simplemente atesorarlos.

Caputo justificó la dificultad para acumular divisas durante los primeros dos años de mandato, señalando que Argentina "es un país que no tiene crédito". Resaltó que ha sido necesario cancelar toda la deuda heredada, que asciende a u$s40.000 millones con importadores, además de obligaciones con organismos multilaterales y mercados.

Índice
  1. Carlos Melconian: "Hay que comprar dólares, no reservas"
  2. "Los problemas son los mismos"

Carlos Melconian: "Hay que comprar dólares, no reservas"

En una entrevista con Urbana Play, Melconian criticó el enfoque actual, afirmando: “Este es un esquema que no puede continuar, porque el Tesoro y el Banco Central de la República Argentina (BCRA) tienen que redefinir cómo siguen hacia adelante. Todo el mundo dice que hay que comprar reservas, yo lo que digo es que hay que comprar dólares, no reservas.”

El economista explicó que el Tesoro, al comprar dólares, lo hace con pesos ya disponibles, sin emitir nueva moneda, y lo hace específicamente para cumplir con obligaciones de intereses al exterior. Por lo tanto, “comprar para pagar intereses y acumular reservas simultáneamente no va a ocurrir, porque va a necesitar una lluvia de capitales e inversiones que, aunque mejore el panorama, no va a haber”, concluyó Melconian. Según él, la compra de dólares para pagar intereses, aunque no se queden en reservas, podría contribuir a una baja del riesgo país.

Además, Melconian consideró errónea la flexibilización del cepo cambiario para personas físicas, alertando sobre la fuga de divisas. Destacó que “las importaciones de toda Argentina son u$s6.000 millones al mes; en ese mismo plazo, la demanda de personas físicas se llevó una cantidad similar. Esa caída de demanda fue muy fuerte”, aseveró.

El economista también defendió la idea de la bimonetariedad, señalando que “hay una demanda estructural presente históricamente aún en la tranquilidad, sin cepo y con cepo”. Esta situación lo llevó a pensar en un programa que formalice la bimonetariedad, argumentando que no se trata de un cambio abrupto, sino de otorgar legalidad a una realidad económica existente.

Por último, Melconian analizó la inflación y el nivel de actividad para los próximos meses. Indicó que “los de los precios relativos hay que dividirlo; al mismo tiempo que bajan algunos, suben otros”. En el contexto macroeconómico, destacó que “la inflación está al 2%”, pero que hay un conjunto de cambios de comportamientos micro que dependen del consumo individual de ciertos bienes. Resaltó que “la macro condiciona todo comportamiento micro”, cuestionando si la inflación al 2% es aceptable o si se debería buscar un dígito anual o un nivel similar al de Estados Unidos.

En cuanto al nivel de actividad, Melconian subrayó que depende de la normalización y consolidación del crédito y del poder adquisitivo. Este aspecto se considera crucial para la recuperación económica en el futuro, aunque advirtió que no se prevén cambios inmediatos.

"Los problemas son los mismos"

Finalmente, Melconian trazó un panorama sombrío sobre la economía argentina, afirmando que “los problemas son los mismos”, a pesar de los cambios políticos recientes. Aseguró que las vulnerabilidades estructurales persisten y que la recesión actual es consecuencia de una falta de demanda. Según él, el frente fiscal será determinante para evitar mayores tensiones en la economía.

El economista puntualizó que el verdadero nudo de la crisis no reside en el tipo de cambio, sino en desequilibrios macroeconómicos que afectan la actividad económica y debilitan el poder adquisitivo. En este sentido, la caída del PBI no se atribuye a problemas de competitividad cambiaria, sino a la combinación de salarios debilitados y falta de crédito, lo que agrava el retroceso del consumo.

Para ilustrar la magnitud de esta crisis social, Melconian mencionó que “el que mejor está es el salario promedio privado formal y está 20% abajo de la época de Macri”. Por lo tanto, instó al Gobierno a reconocer el “efecto devastador” que el ajuste fiscal ha tenido sobre el consumo, la informalidad y la actividad cotidiana de millones de argentinos.

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