Esto es lo que pasa cuando ancianos creados por IA dan consejos: ¡no lo vas a creer!

A lo largo de la historia, nuestros mayores han sido un pilar fundamental, ofreciendo su conocimiento y consejos, especialmente en la crianza de los más pequeños. La convivencia intergeneracional facilitaba esta cercanía, permitiendo que padres y abuelos compartieran responsabilidades y enseñanzas. Sin embargo, en la actual era de las redes sociales, la relación con los ancianos ha tomado un giro inesperado. Aunque inicialmente parecían ausentes de este nuevo mundo digital, en los últimos tiempos hemos visto un resurgimiento de la figura del abuelo, pero a través de una óptica muy distinta: la inteligencia artificial.
Desde la creación de vídeos que presentan a ancianos ficticios compartiendo consejos sobre la vida, hasta aquellos que abordan temas sociales, la tendencia ha ido en aumento. Un ejemplo notable es el de doña Visenta, una “agüela valenciana” que, a pesar de no existir en la realidad, ha captado la atención de millones de espectadores en plataformas como TikTok. Con más de 473.000 seguidores, Visenta comparte sus opiniones sobre la crianza moderna y la desconexión de los niños con sus abuelos. Aunque en la descripción se menciona que se trata de un personaje generado por IA, muchos usuarios parecen creer que es alguien real, lo que plantea interrogantes sobre nuestra percepción de la veracidad en el contenido digital.
La web Maldita.es, especializada en la verificación de datos, señala que estos contenidos han acumulado millones de visualizaciones. Por ejemplo, el perfil de otro anciano ficticio llamado Pepe también ha logrado más de 20.000 seguidores, con historias sobre la soledad que parecen resonar entre los espectadores. Sin embargo, es evidente que características como ojos estrábicos y detalles poco realistas en su apariencia sugieren su creación por IA. A pesar de ello, la narrativa emocional que presentan capta la atención de muchos, quienes no cuestionan la veracidad de lo que están viendo.
En algunas ocasiones, estos vídeos no solo se enfocan en la vida cotidiana o en consejos personales, sino que también han sido utilizados para difundir mensajes políticos. Imágenes de ancianos llorando y pidiendo cambios en la política han circulado ampliamente en las redes, como es el caso de algunas publicaciones que exigen la dimisión de figuras políticas como Pedro Sánchez. A pesar de que estas animaciones están claramente etiquetadas como creadas por IA, muchos usuarios continúan creyendo en la autenticidad de los mensajes transmitidos.
La influencia de la inteligencia artificial en la percepción de la vejez
Según la psicóloga Natalia Martín, estos vídeos aprovechan la imagen de los ancianos para activar sesgos cognitivos que refuerzan su credibilidad. El efecto halo, por ejemplo, nos lleva a atribuir automáticamente características positivas, como la sabiduría y la honestidad, a personas mayores. Esto se debe a la carga simbólica que representa la vejez en nuestra sociedad. La percepción de serenidad y ternura en estas figuras puede influir en cómo aceptamos sus mensajes, llevándonos a inferir que son honestos y sabios.
Otro fenómeno relevante es el efecto Forer, que nos hace sentir identificados con mensajes vagos y generales, lo cual es común en los vídeos que abordan temas como la crianza y la soledad. Este tipo de contenido emocional crea una conexión con el público, facilitando la aceptación del mensaje sin cuestionamientos. Con el auge de la inteligencia artificial, los ancianos, aunque ficticios, están teniendo un impacto significativo en la forma en que percibimos temas de gran relevancia social.
La combinación de credibilidad inherente a la figura del anciano y el uso creativo de la tecnología ha dado lugar a una nueva forma de comunicación que, si bien puede parecer inofensiva, plantea desafíos en términos de desinformación. Es importante que los usuarios sean críticos y conscientes de la naturaleza de estos contenidos, especialmente cuando se enmarcan en contextos tan delicados como la crianza de los hijos o el bienestar emocional. La línea entre lo real y lo virtual se vuelve cada vez más difusa, y es fundamental que mantengamos una mirada crítica sobre lo que consumimos en el vasto mundo digital.
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