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Este domingo, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, celebra dos años en el poder, marcados por una serie de desafíos y un significativo revés político: la firme derrota en el referéndum del pasado domingo, donde los ciudadanos rechazaron sus propuestas de reforma constitucional. Este resultado no solo frena sus aspiraciones de implementar cambios en la estructura del Estado, sino que también pone de relieve el descontento de la población hacia su gestión.

Noboa asumió el cargo en 2023 para completar el período de Guillermo Lasso (2021-2025) y, tras obtener la reelección este año hasta 2029, se enfrenta a un panorama complicado. A continuación, se analizan las claves más relevantes de sus dos primeros años al mando:

Índice
  1. La mayor derrota en las urnas
  2. Desafíos económicos y reformas impopulares
  3. Violencia y seguridad
  4. Crisis diplomática con México
  5. Tensiones políticas y relaciones internacionales

La mayor derrota en las urnas

El 16 de noviembre, los ecuatorianos votaron mayoritariamente en contra de cuatro preguntas planteadas en un referéndum. Entre las propuestas rechazadas estaba la creación de una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Carta Magna, que recibió un contundente 61,81% de votos en contra. Además, otros planteamientos como la reducción del número de asambleístas y la eliminación de la financiación pública a los partidos políticos también fueron desestimados, con un rechazo del 53,72% y 58,31% respectivamente.

Este resultado refleja una respuesta clara de la ciudadanía, que se manifestó abiertamente contra la instalación de bases militares extranjeras, rechazadas por 60,83%.

Desafíos económicos y reformas impopulares

A pesar de un crecimiento interanual de la economía del 4,8% en septiembre de 2025, impulsado por la recuperación de sectores como servicios, manufactura, comercio, y petróleo y minas, la gestión de Noboa ha sido marcada por medidas de ajuste fiscal. Bajo un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional por 5.000 millones de dólares a lo largo de cuatro años (2024-2028), el presidente ha aumentado el impuesto al valor agregado del 12% al 15%, recortado subsidios a combustibles y reducido el número de ministerios, lo que ha generado descontento popular.

Si bien ha logrado estabilizar las cuentas públicas, las críticas no han cesado, especialmente por su ineficacia en resolver la crisis del sector salud.

Violencia y seguridad

En 2024, Noboa declaró un 'conflicto armado interno' para hacer frente a bandas criminales que él identificó como 'terroristas'. Su administración ha conseguido la captura de varios líderes de estos grupos, pero la violencia persiste. Ecuador mantiene altos índices de homicidios, proyectándose a cerrar 2025 con un récord de 52 homicidios por cada 100.000 habitantes.

Además, la crisis penitenciaria ha sido otra de sus grandes preocupaciones. A pesar de que la violencia en las cárceles ha sido controlada con la intervención de fuerzas militares y policiales, se han registrado múltiples masacres entre bandas. Noboa ha construido la cárcel del Encuentro, a la que se trasladaron unos 300 reclusos, incluyendo figuras como el ex vicepresidente Jorge Glas.

Crisis diplomática con México

Un episodio crítico de su gestión fue el asalto policial a la Embajada de México en <> en abril de 2024, donde se detuvo a Glas. Este hecho desencadenó una crisis diplomática que incluyó la ruptura de relaciones y demandas en cortes internacionales entre ambos países.

Tensiones políticas y relaciones internacionales

A nivel interno, Noboa ha mantenido una relación tensa con la Corte Constitucional, que ha suspendido varias leyes que consideraba esenciales para combatir la criminalidad. A pesar de que no ha enfrentado grandes tensiones en la Asamblea Nacional, su gobierno ha liderado marchas contra jueces, a quienes acusó de ser "enemigos de la ciudadanía".

En cuanto a las relaciones internacionales, Noboa ha estrechado lazos con Estados Unidos para enfrentar el crimen organizado, mientras busca que Ecuador se proyecte como un país abierto al mundo, promoviendo vínculos comerciales con Europa y Asia y buscando cooperación técnica y financiera, especialmente en seguridad y desarrollo.

En resumen, los primeros dos años de Noboa han estado marcados por retos significativos en múltiples frentes: la economía, la seguridad y la política, además de una creciente insatisfacción ciudadana. Con su futuro político en juego, el desafío ahora es construir una gestión que responda a las expectativas de un país que ha expresado su descontento en las urnas.

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