¡Increíble! El 40% del empleo nuevo lo generan inmigrantes: ¿qué pasará si no los apoyamos?

El reciente informe del Observatorio Trimestral del Mercado de Trabajo, elaborado por Fedea y BBVA Research, presenta una imagen mixta sobre la situación laboral en España. Tras un tercer trimestre marcado por una “desaceleración moderada de la creación de empleo”, se anticipa un aumento en la ocupación del 0,7% para el último tramo del año, basándose en los datos de afiliación a la Seguridad Social registrados en octubre y en la primera mitad de noviembre.
Durante el tercer trimestre de 2025, el informe detalla un crecimiento de la ocupación que oscila entre el 0,4% y el 0,7%. El indicador sintético de empleo creció un 0,6%, aunque una décima menos que en el segundo trimestre. Esta situación refleja un escenario donde el empleo por cuenta propia repuntó, mientras que la contratación indefinida perdió impulso y la temporal disminuyó. Particularmente notable es el hecho de que la población extranjera sigue concentrando la mayor parte de la creación de empleo.
Entre los grupos que impulsaron la ocupación se encuentran los españoles de entre 25 y 34 años, así como aquellos mayores de 44 años. Además, se destaca que el 57% del empleo creado en el tercer trimestre correspondió a inmigrantes, lo que marca un aumento del 49,1% en el total de ocupados con nacionalidad extranjera desde el cuarto trimestre de 2019, en contraste con un modesto incremento del 4,4% entre los nacidos en España.
El documento también señala una caída en la tasa de participación de la población española entre julio y septiembre, lo que ha moderado el avance de la población activa. Aunque esta última creció, fue a un ritmo más lento por la reducción en la participación de la población nativa. El aumento en la población activa se originó, en gran parte, en la población extranjera, impulsada por el crecimiento demográfico.
En términos de horas trabajadas, el informe indica un repunte entre julio y septiembre. Sin embargo, estas horas se mantienen por debajo de los niveles prepandemia, siendo un 2,2% inferiores a las registradas en el cuarto trimestre de 2019. A pesar de que España ha creado más empleo que otros países de la UE desde 2019, la reducción de horas trabajadas ha sido más intensa, lo cual explica la evolución “decepcionante” de la productividad.
En cuanto al Producto Interior Bruto (PIB) por persona ocupada, este no mostró variaciones en el tercer trimestre, manteniéndose por debajo del nivel prepandemia, mientras que la productividad por hora apenas se encuentra un 2,1% por encima. La reducción de la tasa de paro fue marginal entre junio y septiembre, aunque el desempleo de larga duración cayó un 1,6%, situándose en 960.000 personas, lo que representa los mínimos desde el inicio de la “Gran Recesión”.
El estudio también revela un crecimiento del 2,2% en las vacantes durante el trimestre, aunque la tasa de vacantes se mantiene estable en 0,60 por cada mil personas activas. Los autores prevén que esta tasa se mantenga estable y siga por debajo del máximo del ciclo actual. En términos de costes laborales, estos aumentaron un 3,6% interanual en el tercer trimestre, igualando el crecimiento registrado en el segundo. A pesar de que el aumento de la remuneración por hora trabajada se moderó, la compensación por asalariado repuntó, elevando así los costes laborales unitarios.
Los autores del informe también advierten sobre el envejecimiento acelerado de la población española, que genera un déficit creciente de relevo generacional. La inmigración se ha vuelto esencial para sostener la creación de empleo y compensar las jubilaciones. Se identifican dos olas migratorias: la primera entre 2000 y 2010, que coincidió con una caída de la población nativa joven, y la segunda, que comenzó en 2017 y continúa en la actualidad. En esta última, se observa un contexto caracterizado por un ligero repunte temporal de la población nativa joven y un aumento en las edades laborales más avanzadas.
El informe destaca que el envejecimiento y el peso de la inmigración en la población en edad laboral no se alinean territorialmente. Las comunidades con población nativa más envejecida no coinciden necesariamente con aquellas que tienen mayor proporción de población inmigrante. La relación entre la población activa nativa e inmigrante ha pasado de la complementariedad a la compensación, reflejando una dependencia estructural de la inmigración.
Finalmente, se concluye que la contribución de la inmigración ha mejorado parcialmente la situación laboral, pero no será suficiente sin un crecimiento sostenido de los flujos migratorios, especialmente en el contexto del envejecimiento de la población y las jubilaciones masivas del baby boom.
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