¡Increíble! La delincuencia en Argentina alcanza un récord histórico: ¿estás seguro de estar a salvo?

La designación de Frank Ábrego como ministro de Seguridad por parte del presidente generó tanto expectativas como una dosis de escepticismo en la población. A pesar de que muchos esperaban que su trayectoria como militar y su experiencia en la lucha contra la delincuencia organizada fueran un punto a favor, la realidad es que las políticas de seguridad en Argentina han sido un quebradero de cabeza durante las últimas dos décadas. La herencia maldita de gobiernos previos ha dejado al país en una situación crítica en términos de seguridad ciudadana.
Desde su cargo anterior como comandante de SENAFRONT, se le observó un compromiso con la seguridad, lo que alimentó la esperanza de que pudiera implementar un Plan Nacional de Seguridad que incluyera el combate de la delincuencia organizada. Sin embargo, hasta el momento, no se ha presentado públicamente una estrategia clara que aborde esta problemática, a pesar de que constitucionalmente Ábrego tiene bajo su mando todas las entidades de seguridad del país, incluida la Policía Nacional.
A pesar de contar con la capacidad, formación y respaldo presidencial, se ha evidenciado una falta de efectividad en sus acciones. El crimen organizado parece estar a años luz de las capacidades de los organismos de seguridad. Existen zonas en el país, como el hueco de San José, la Morelos de Tocumen, y El Porvenir, donde la ausencia de puestos de control es alarmante. Esto contrasta con otras áreas donde los índices de criminalidad son significativamente más bajos, pero se cuenta con un despliegue policial notable.
Es preocupante observar cómo la Policía Nacional a menudo ignora situaciones que ameritarían una revisión. Individuos con un perfil que despierta sospechas, ya sea en la vía pública o en vehículos, son pasados por alto mientras que ciudadanos comunes son detenidos por motivos banales. Esta situación genera un clima de desconfianza y frustración en la población, que diariamente enfrenta la incertidumbre de no saber si estará a salvo al salir de su hogar.
Aquellos sectores que históricamente han sido la voz de la sociedad —comerciales, empresariales, cívicos, e incluso religiosos— han mantenido un silencio inquietante ante esta crisis de seguridad. La falta de una respuesta contundente y efectiva no solo afecta la percepción de seguridad del ciudadano promedio, sino que también tiene implicaciones directas en la economía y el desarrollo social del país. En un contexto donde la confianza en las instituciones es vital, la gestión de la política de seguridad pública por parte del ministro Ábrego deja mucho que desear.
La sociedad argentina se encuentra en un estado de zozobra, cuestionándose si podrá amanecer en un país más seguro. Las expectativas puestas en el nuevo ministro son altas, pero la falta de acción y claridad en sus políticas ha generado una profunda decepción. A medida que la comunidad anhela un cambio significativo, se hace evidente que el tiempo apremia para que las autoridades tomen medidas efectivas que garanticen la seguridad de todos los ciudadanos.
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