¡Increíble! La Policía desata un controvertido protocolo antipiquetes ante la feroz protesta de más de 10,000 estatales y jubilados: ¿qué pasará ahora?

Este miércoles, la Secretaría de Trabajo, el Congreso Nacional y las cercanías de Plaza de Mayo se vieron rodeados por un fuerte operativo de fuerzas federales. La razón detrás de este despliegue fue el anuncio del paro nacional por parte de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que se organizó para exigir un aumento salarial y manifestar su rechazo a la reforma laboral que el Gobierno busca implementar. La protesta también contó con la participación de jubilados, docentes universitarios y diversos movimientos sociales.

Desde la mañana, se congregaron distintas columnas de ATE, las dos Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), sindicatos de base, organizaciones piqueteras y agrupaciones como el Polo Obrero. El operativo de seguridad, coordinado por el Ministerio de Seguridad de la Nación, tenía como objetivo evitar el bloqueo de accesos vehiculares y edificios públicos. La titular del ministerio, Patricia Bullrich, enfatizó a través de sus redes sociales que la jornada debía desarrollarse “sobre la vereda y sin violencia”.

“Hay quienes tienen como trabajo provocar la crisis de este Gobierno”, afirmó Bullrich, dirigiéndose a los manifestantes. “La protesta debe ajustarse al protocolo, sobre la vereda y sin violencia”.

En respuesta, Rodolfo Aguiar, secretario general de ATE, criticó la postura del ministerio, acusando a Bullrich de eludir problemas de seguridad más serios. “Ojalá le dedicara al menos la mitad del tiempo que destina a perseguir a los trabajadores y jubilados, a combatir a los narcos y estafadores de su Gobierno. Así por lo menos hace rendir más el alto sueldo que le pagamos”, declaró Aguiar, según la agencia Noticias Argentinas.

El paro nacional de ATE abarcó diversas reparticiones públicas y culminó en una marcha que comenzó en la Secretaría de Trabajo, se desplazó a la Plaza de los Dos Congresos y terminó en Plaza de Mayo pasadas las 17 horas. Aguiar mencionó que la medida buscaba “encender la llamita de la conflictividad y que esta crezca rápidamente”. Además, subrayó que la reforma laboral y el reciente acuerdo comercial con Estados Unidos están “íntimamente vinculados”. “Trabajar más y por menos plata para abaratar los costos del saqueo. Sin huelga y movilización no la frenamos”, expresó.

Las actividades académicas en numerosas facultades del conurbano y del interior bonaerense se vieron afectadas por el paro de docentes universitarios, quienes también se sumaron a la protesta. Los hospitales públicos, como el Hospital Garrahan, restringieron su atención a urgencias debido a la adhesión de personal no médico a la medida de fuerza.

La movilización fue respaldada por agrupaciones políticas y sociales, incluyendo movimientos piqueteros que agruparon militantes del Polo Obrero, partidos de izquierda y diversas organizaciones barriales. En sus intervenciones, expresaron su rechazo al rumbo económico del Gobierno y levantaron “banderas contra Donald Trump, Javier Milei y el Fondo Monetario Internacional”.

Desde el Ministerio de Seguridad y la Jefatura de Gobierno porteña, se confirmó que se aplicaría estrictamente el protocolo antipiquetes, cuyo objetivo principal era mantener la circulación en los accesos a la ciudad y proteger el Congreso y la Casa Rosada. “Como todas las semanas”, ratificaron fuentes oficiales, la orden fue evitar bloqueos prolongados y desalentar la permanencia de manifestantes en las arterias principales.

Este tipo de protestas, que reflejan un descontento creciente en varios sectores de la sociedad, no solo pone en evidencia la tensión entre el Gobierno y los sindicatos, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro de las políticas laborales en Argentina. Con un panorama electoral que se acerca, la movilización de estos diversos grupos continuará siendo un factor clave en el debate sobre el rumbo del país.

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