¡Increíble pero cierto! El agujero en la capa de ozono en la Antártida se cerró, pero lo que descubrirás te dejará helado... ¡No te lo pierdas!

Esta semana, la comunidad científica recibió una noticia alentadora desde la estratósfera: el agujero de ozono antártico de 2025 se cerró el 30 de noviembre, marcando la fecha más temprana registrada desde 2019. Según el Copernicus Atmosphere Monitoring Service (CAMS), este fue, además, el agujero más pequeño y de vida más corta en los últimos cinco años. Esta tendencia, que se aleja del comportamiento de aperturas amplias y persistentes que se observó entre 2020 y 2023, es un signo positivo en la lucha global por la recuperación de la capa de ozono.
El anuncio llega acompañado de otro indicador alentador: las concentraciones de ozono fueron más altas que en años recientes, sugiriendo un avance en la recuperación de la capa que protege al planeta de la radiación ultravioleta. Los datos recopilados por el servicio europeo, basados en información satelital y modelos atmosféricos, permiten vislumbrar un panorama esperanzador en el que la acción global contra las sustancias que agotan el ozono comienza a mostrar impactos medibles.
“La clausura más temprana y el tamaño relativamente pequeño del agujero de este año es un signo tranquilizador y refleja el progreso constante que estamos observando gracias a la prohibición de las sustancias agotadoras del ozono”, afirmó Laurence Rouil, directora de CAMS.
Rouil destacó que estos resultados deben considerarse como “un recordatorio de lo que puede lograrse cuando la comunidad internacional trabaja unida frente a desafíos ambientales globales”.
El desarrollo del agujero de ozono, que ocurre durante la primavera austral, se ve influenciado por factores como las temperaturas, la circulación de vientos en la estratósfera del hemisferio sur y la presencia remanente de compuestos como los clorofluorocarbonos (CFC). En 2025, este fenómeno comenzó a formarse relativamente temprano, a mediados de agosto, siguiendo una trayectoria inicial similar a la del gran agujero de 2023. Sin embargo, el máximo de este año se quedó muy por debajo del récord reciente, alcanzando 21,08 millones de kilómetros cuadrados, en comparación con los 26,1 millones registrados en 2023.
Durante los meses de septiembre y octubre, el agujero se mantuvo entre 15 y 20 millones de kilómetros cuadrados, aproximadamente el tamaño de la propia Antártida, antes de mostrar una rápida contracción en la primera mitad de noviembre. Aunque permaneció una pequeña área de bajos niveles de ozono en la segunda parte del mes, la capa se recuperó completamente al cierre de noviembre. Los análisis revelaron que el déficit de masa de ozono fue inferior al promedio reciente, y que el mínimo de columna de ozono fue mayor, dos señales adicionales de que la capa estuvo menos erosionada en 2025.
Las cifras contrastan fuertemente con los años entre 2020 y 2023, donde los agujeros fueron más grandes y persistentes, un periodo que CAMS describe como un recordatorio del escenario catastrófico que pudo desencadenarse sin la intervención internacional. El Protocolo de Montreal, un acuerdo global que regula la producción y consumo de cerca de un centenar de sustancias dañinas para el ozono, ha sido clave para revertir la tendencia al deterioro acelerado observada en décadas pasadas.
CAMS enfatiza que, aunque persisten variaciones naturales entre temporadas, la tendencia general apunta a una recuperación progresiva. Esta conclusión se alinea con el comportamiento observado en los datos históricos desde 1979, que muestran cómo la reducción de sustancias que agotan el ozono (ODS), impulsada por las enmiendas del Protocolo, está dando resultados tangibles.
El monitoreo detallado del agujero de ozono es posible gracias a la infraestructura técnica y científica de Copernicus, el programa de observación de la Tierra de la Unión Europea. CAMS, uno de sus seis servicios, opera con información continuamente actualizada sobre contaminación del aire, salud, energía solar, gases de efecto invernadero y forzamiento climático, apoyándose en una extensa red de datos satelitales y mediciones in situ.
Aunque la temporada 2025 deja un balance favorable, CAMS advierte que es necesario seguir vigilando la estratósfera y garantizar el cumplimiento de las normas que limitan la presencia de compuestos dañinos. La institución publicará un análisis completo sobre lo que significa este cierre temprano y qué tendencias se proyectan para los próximos años.
Por el momento, la noticia de que el agujero de ozono más pequeño y efímero en un lustro se ha cerrado antes de lo habitual se suma a los indicios de que la atmósfera comienza a sanar. Para la ciencia, este avance constituye un recordatorio de que la cooperación internacional puede generar impactos sostenibles, incluso frente a problemas ambientales de escala planetaria.
EDWIN CAICEDO
Periodista de Medioambiente y Salud
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