¡Increíble! ¿Qué es lo que Axel Kicillof esconde de sus aliados y qué sorpresas os esperan? ¡No lo vas a creer!

En la escena política de la Provincia de Buenos Aires, las tensiones entre los diferentes sectores del peronismo se intensifican. Uno de los intendentes más cercanos al pensamiento de Axel Kicillof ha expresado su preocupación por la postura del gobernador en las negociaciones que involucran a La Cámpora. Este intendente considera que Kicillof está decidido a discutir diversas cuestiones, desde la Corte Suprema hasta el Partido Justicialista (PJ), pero al mismo tiempo duda de su capacidad para romper definitivamente con Máximo Kirchner y su grupo cercano.
La desconfianza es palpable en el ambiente. Este mismo jefe comunal afirmó que “en el medio está Sergio Massa, que nunca sabes cuándo te va a cagar…”. Esta atmósfera de desconfianza mutua dificulta la construcción de soluciones viables y hace que un proyecto común parezca prácticamente imposible. Otro intendente ha descrito a Kicillof como alguien que, debido a su relación con Cristina Kirchner, tiende a actuar de manera similar a ella. Sin embargo, como no posee el mismo poder, a menudo opta por procrastinar, lo que lo asemeja más a Alberto Fernández.
Esta forma de proceder ha creado un ambiente en el que ninguno de los intendentes logra llegar a ser considerado de confianza, lo que les impide tener una voz en la mesa chica de decisiones. Aquellos que intentan fortalecer el Movimiento Derecho al Futuro se sienten marginados, ya que las decisiones quedan en manos de figuras como Carlos “Carli” Bianco, Agustina Vila y Federico Thea, este último presidente del Tribunal de Cuentas de la Provincia.
Las elecciones del próximo 26 de noviembre se perfilan como un momento crítico para el gobierno de Kicillof. Esta fecha ha sido marcada como el día en que la Legislatura debería tratar y aprobar el presupuesto, la ley fiscal impositiva y el endeudamiento. Para que se apruebe el endeudamiento, Kicillof necesitará el apoyo de dos tercios de los legisladores presentes, lo que implica conseguir el respaldo de la oposición, que hasta ahora no ha sido abordada de manera seria.
La oposición reclama el cumplimiento de compromisos previos por parte del Ejecutivo provincial, lo que añade otra capa de complejidad a la situación. Como comentó el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, refiriéndose a Javier Milei, “nunca cumple lo acordado”. Esta falta de flexibilidad también es un obstáculo que enfrenta Kicillof en sus negociaciones. La oposición tiene derecho a ocupar asientos en los ámbitos de control y en las empresas públicas administradas por la provincia, pero estos lugares a menudo permanecen vacíos.
Recientemente, en Avellaneda, el intendente Jorge Ferraresi envió un mensaje al poder provincial al convocar a viejos radicales como Freddy Storani y Juan Manuel Casella para conmemorar el 50° aniversario del abrazo Balbín-Perón. La implicación política de este gesto sugiere que el radicalismo podría estar enfrentando un proceso de descomposición, similar al de los personajes de la película La Era de Hielo, donde muchos parecen quedar paralizados o desaparecer. Ferraresi parece entender que, para contrarrestar la presión de sus propios aliados, debe buscar nuevas alianzas más allá de Fuerza Patria.
En este contexto, los intendentes son conscientes de que, a la hora de los votos, su influencia local va más allá del simple debate entre peronismo y anti-peronismo. En una reciente reunión, cuatro intendentes que habían sido aliados a través de Martín Insaurralde se reunieron con Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA, en una muestra de la complejidad de las alianzas políticas actuales. Este encuentro, cargado de simbolismo futbolístico y político, sugiere que estos intendentes están intentando mantener la armonía entre Máximo Kirchner y el Movimiento Derecho al Futuro, aunque algunos ya tienen conexiones más sólidas con este último.
La situación actual no solo plantea desafíos para Kicillof, sino que también pone de relieve la falta de confianza y las antiguas rencillas que hoy se entrelazan en el tejido político argentino. A medida que se acerca el crucial 26 de noviembre, el futuro del peronismo en la provincia dependerá de la habilidad de Kicillof para navegar estas aguas turbulentas y encontrar el apoyo necesario para llevar adelante su agenda.
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