¡Inesperado! ¿La propuesta de un impuesto a las vacas de Unión por la Patria nos hará pagar $500 más por carne? ¡Descubrí la verdad!

La propuesta de la legisladora provincial de Unión por la Patria, Lucía Klug, de crear un impuesto para los productores ganaderos que no presenten un plan de mitigación del gas metano (CH4) ha generado un gran revuelo en la provincia de Buenos Aires. Este gas, que se produce en la digestión de las vacas, es uno de los principales responsables del efecto invernadero, un argumento respaldado por la ciencia. Sin embargo, la iniciativa fue recibida con escepticismo y burlas por parte de algunos sectores, lo que llevó al secretario de Producción, Pablo Lavigne, a calificarla como “tirarse un tiro en el pie”.

A pesar de que el proyecto se presentó hace meses en la Legislatura, su relevancia pública ha crecido en los últimos días. Klug advirtió que la ridiculización del tema es peligrosa, dado que el metano contribuye significativamente al cambio climático, una preocupación que afecta al sector agropecuario argentino, ya que el país enfrenta sequías e inundaciones crecientes.

La propuesta, denominada “Tasa Ambiental al Gas Metano en la provincia de Buenos Aires” o TAMBA, tiene como objetivo establecer un gravamen proporcional a la cantidad de ganado de cada productor. Lo recaudado se destinaría a un fondo específico para reducir las emisiones de metano y residuos sólidos. Klug enfatizó que la tasa solo aplicaría a aquellos que “no puedan o no quieran presentar un plan de mitigación” y propuso realizar un censo para evaluar el nivel real de emisiones.

“El gas metano calienta 21 veces más que el dióxido de carbono y persiste en el ambiente entre 10 y 12 años. Es un tema primordial de esta época”, afirmó Klug en un video en redes sociales. Esta preocupación fue también respaldada por el diputado electo Juan Grabois, quien criticó la cobertura mediática que se burla de la propuesta. En sus redes, Grabois defendió la seriedad del asunto y cuestionó la falta de información de algunos comunicadores, subrayando que “los periodistas informados hacen chistecitos de jardín de infantes” sobre el metano.

Además, Grabois destacó que, en “el país de las vacas”, la realidad es que los jóvenes no tienen acceso a leche y que el consumo de carne ha caído al nivel más bajo en 110 años. Criticó a la oligarquía que vende carne al exterior mientras el país enfrenta problemas de contaminación, quemas de humedales y el uso de agroquímicos en zonas escolares sin control de las emisiones de metano.

La respuesta del Gobierno al impuesto al gas metano

El Gobierno, a través de Lavigne, argumentó que “impuestos, tasas o tasitas” no benefician a la producción local. “Sumar una nueva es tirarse un tiro en los pies. Argentina tiene un déficit brutal de carne y puede posicionarse como uno de los grandes productores y exportadores de este tipo de bienes”, expresó Lavigne. Además, mencionó que Argentina es carbono neutral y podría emitir bonos de carbono, lo que contradice la lógica de implementar un impuesto que podría afectar la producción y exportación.

La controversia que rodea la propuesta de Klug pone en evidencia la tensión entre la necesidad de abordar el cambio climático y la realidad económica del sector agropecuario argentino. A medida que el debate continúa, es evidente que tanto los productores como el Gobierno deberán encontrar un equilibrio entre la sostenibilidad ambiental y el desarrollo económico.

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