Los secretos oscuros: ¿Por qué los titanes de Silicon Valley prohibieron a sus hijos usar tablets en clase? ¡Descubre el impactante motivo!
Durante años, Suecia llevó a cabo un experimento educativo que proponía reemplazar los tradicionales libros de texto por tablets en las aulas. Siguiendo las promesas de las grandes tecnológicas sobre la mejora de los métodos de aprendizaje, el país escandinavo decidió poner a prueba si esta transformación digital realmente tendría un impacto positivo en el rendimiento académico de los estudiantes. Sin embargo, tras varios años de implementación, se vio obligado a revertir esta decisión al comprobar que tanto las notas como el rendimiento de los alumnos estaban disminuyendo.
De acuerdo al informe GEM 2023 de la UNESCO, la evidencia sobre los beneficios de las tecnologías en la educación es escasa y mixta. Este estudio advierte sobre el uso de tecnología "por defecto", sin contar con pruebas concretas de su eficacia pedagógica, y pone el foco en los costes reales de digitalizar aulas. Los gastos relacionados con dispositivos, formación y mantenimiento suelen subestimarse, lo que no solo incrementa el presupuesto escolar, sino que también genera una dependencia que se ve complicada por la falta de docentes capacitados.
Por su parte, la OCDE ha descubierto que tanto el uso excesivo como la falta de uso de las TIC en las aulas tienen un impacto negativo. Los mejores resultados se observan en aquellos ambientes donde el uso de herramientas digitales es moderado y estructurado en torno a un objetivo claro. Así, la OCDE enfatiza que el simple acceso a ordenadores no garantiza mejores resultados; la clave radica en la pedagogía y la capacitación del docente.
El problema de la tecnología en las aulas
Uno de los principales retos de la proliferación de dispositivos como tablets, ordenadores y smartphones en las aulas es la desigualdad socioeconómica entre los estudiantes. Mientras algunos alumnos acceden a estos dispositivos fuera del entorno escolar, otros no tienen esa posibilidad, lo que genera una brecha que los docentes deben afrontar. En respuesta, han aumentado los planes familiares que promueven zonas y horarios sin pantallas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desaconsejado el uso de pantallas para menores de un año y ha limitado su tiempo de uso a una hora diaria para niños entre 2 y 4 años. Curiosamente, muchos de los profesionales de Silicon Valley apoyan estas recomendaciones, lo que resulta contradictorio: si su éxito se debe a la popularidad de los dispositivos tecnológicos, ¿por qué prefieren que sus hijos crezcan en entornos libres de tecnología?
Para muchos padres, retrasar la exposición a la tecnología es una decisión positiva. Esto les permite priorizar aspectos como la creatividad, la motricidad fina y el aprendizaje práctico, que a menudo entran en conflicto con el uso de pantallas a temprana edad. Un reportaje de 2011 abordó cómo el método Waldorf es preferido por empleados de empresas como Google, Apple y HP, quienes abogan por aulas sin ordenadores hasta la secundaria.
Steve Jobs y la moderación tecnológica
Steve Jobs, cofundador de Apple, defendió la idea de limitar el uso de tecnología en casa. Su postura respalda la percepción de que, a pesar de su profesión, muchos en la industria tecnológica prefieren que sus hijos crezcan en un entorno sin dispositivos. Los expertos sugieren que la adicción y distracción que provocan las pantallas es la razón detrás de esta preferencia.
Sin embargo, a pesar de la creencia popular, investigaciones recientes indican que la mayoría de las familias tecnológicas no prohíben las pantallas y no se alejan de las escuelas que implementan dispositivos. Existe una tendencia hacia la moderación y el control, priorizando la supervisión sobre la prohibición. Aspectos como la privacidad y la captura de datos también influyen en las decisiones de estos padres.
Como resultado, muchos educadores están eligiendo enfocarse en desarrollar habilidades básicas antes de incorporar herramientas digitales en las aulas. Inicialmente, se centran en aspectos como la autorregulación, la atención, la lectura profunda y la sociabilidad. Después, introducen las herramientas digitales, un proceso que permite que los estudiantes tengan una base moral y social antes de enfrentarse a las pantallas. Si no se gestiona adecuadamente, el uso excesivo de estos dispositivos puede conducir a una dependencia que afecte su capacidad de razonamiento.
El debate sobre el uso de tecnología en la educación está en auge, y mientras algunos países retroceden en sus políticas de digitalización, otros siguen explorando cómo equilibrar el uso de tecnología con métodos de enseñanza tradicionales. Claramente, se requiere un enfoque más crítico y reflexivo sobre el papel de la tecnología en el aprendizaje.
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