¿Puede el peronismo sobrevivir a esta CRISIS histórica? ¡Descubre qué figuras clave están en juego!

El peronismo atraviesa su peor momento. En una encrucijada crítica, la histórica fuerza política de Argentina enfrenta una crisis de conducción y de identidad, marcada por profundas divisiones internas y una incertidumbre que amenaza su futuro. Este contexto se enmarca en el inicio de un nuevo ciclo político, en el que los desafíos son más evidentes que nunca.

La situación actual del peronismo es alarmante. Con la conformación de los bloques en el Congreso como un barómetro de su fortaleza, se vislumbra un año decisivo para reordenar su estructura interna y definir un nuevo proyecto nacional. El gobierno de Javier Milei se enfrenta a una oposición que, aunque fragmentada, aún conserva cierta capacidad de negociación.

La dirigencia de Fuerza Patria navega en un contexto de fragilidad. La falta de un liderazgo cohesionado complica la negociación dentro de un escenario político donde el diálogo horizontal se torna más democrático pero también más complejo. Las tensiones son palpables, y la posibilidad de una ruptura es una preocupación constante.

En este clima, Cristina Kirchner se encuentra aislada, luchando contra múltiples causas judiciales, incluyendo la condena por la Causa Vialidad, que le impide ser candidata y limita sus capacidades de influencia. A pesar de contar con el respaldo de La Cámpora y algunos referentes del kirchnerismo, su figura se va desdibujando en un panorama que exige renovación.

La ex presidenta ha solicitado públicamente unidad y un descenso en los niveles de confrontación, consciente de que una fractura podría ser devastadora para todos. Sin embargo, muchos en el entorno político consideran que su ciclo de liderazgo está agotado, lo que podría llevar a un año 2026 crítico para su relevancia dentro del peronismo. “A partir del año que viene va a haber muchas tensiones por el rol de CFK. Ella está estirando un ciclo que está agotado,” advirtió un importante referente del peronismo bonaerense.

En los últimos meses, solo Axel Kicillof y Ricardo Quintela han mostrado disposición a desafiar abiertamente el poder de Kirchner. La rebelión de estos gobernadores ha resonado en varios sectores del Partido Justicialista (PJ), donde empieza a haber un consenso en torno a la necesidad de un nuevo programa político que incluya nuevas caras y voces.

Paradójicamente, mientras Kirchner aboga por un debate sobre la reforma laboral y el papel de los sindicatos, su poder sigue condicionando la agenda política. “Aunque Cristina proponga algo nuevo, si lo propone ella, es imposible que la gente lo acepte,” comentó un dirigente histórico, reflejando la compleja relación entre su figura y el futuro del peronismo.

En La Plata, las tensiones entre La Cámpora y Kicillof se intensifican. Máximo Kirchner, líder de la agrupación, ha pasado de criticar al gobernador a cuestionar a sus aliados. Las desconfianzas y las jugadas políticas se multiplican, especialmente tras el fracaso de la ley de endeudamiento que Kicillof intentó impulsar. La caída de esta sesión evidenció la crisis interna que afecta al bloque peronista.

Desde el entorno de Kicillof, se percibe un movimiento para debilitar su posición. “No hay voluntad de colaborar, sino de desgastarlo hasta el final al Gobernador,” expresan algunos de sus colaboradores, evidenciando un clima de hostilidad que se propaga en la esfera política.

Los gobernadores del PJ, conscientes de la necesidad de construir un nuevo proyecto nacional, consideran crucial resolver la interna bonaerense que enfrenta a Kicillof y a los kirchneristas. “Se han hecho todos los intentos desde esta Cámara para instar al diálogo,” declaró un diputado provincial, reflejando la lucha por una agenda más inclusiva y representativa de las provincias.

A medida que el peronismo se esfuerza por evitar una ruptura que lo debilite aún más frente a la administración de Milei, la desconfianza interna continúa creciendo. En un escenario donde todos desconfían de todos, la capacidad del peronismo para reconfigurarse y enfrentar los desafíos del futuro se pone seriamente en entredicho.

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