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Tiempo de redes sociales: viviendo en un gran experimento social

No hay comentarios | Publicado el lunes 14 de septiembre

Jaron Lanier es lapidario con respecto al uso de Internet y peor aún sobre las redes sociales.

En una entrevista con el diario La Nación, el llamado «gurú de Internet» avanza con críticas filosas sobre esta interconexión humana inédita que representa la red de redes y el complejo entramado de redes sociales de todo tipo.

Redes como experimento social

Para Lanier, las redes sociales son una suerte de experimento social a gran escala, en el que los premios ante cada decisión que tomamos nos expone a un conductivismo peligroso:

Recrean los experimentos conductistas en los que se despliega un sistema metódico para cambiar el comportamiento de un animal o de una persona. En sus orígenes lo desarrollaron científicos reconocidos. [Iván] Pavlov fue el primero hace más de 100 años. Y luego [Burrhus Frederik] Skinner. La esencia de las redes sociales es un algoritmo que mide lo que hace una persona y le da una recompensa o un castigo, según un plan que maximiza la modificación de su comportamiento.

Pero bien vale ponerle nombre y apellido a las redes y sus tretas digitales para seducirnos y obnubilarnos:

Detrás del botón «Me gusta» de Facebook puede retrotraerse a la década de 1950, con el botón que debían presionar pichones o ratas como parte de su entrenamiento para obtener dulces. La razón por la que sistemas como el de Facebook se vuelven tan malos es que los algoritmos están tratando de generar algún efecto sobre el comportamiento. Y el más inmediato es estimulando las respuestas de pelea o huida. Ambas respuestas son como circuitos muy profundos en el cerebro humano que evolucionaron para protegernos.

Redes como el alcohol

Para el gurú Jaron Lanier las redes sociales son esencialmente tóxicas.

Tanto, más o menos, como los cigarrillos pero especialmente como el alcohol:

Mi punto es que un cigarrillo te matará, pero no te convierte en una persona diferente. Tendrás cáncer de pulmón, pero seguirás teniendo la misma personalidad. El alcohol, en cambio, sí te convierte en una persona diferente, realmente cambia a las personas. Hace que sean crueles, violentas. Y yo diría que las redes sociales tienen un efecto en la gente que se parece un poco al alcohol. Los hace más propensos a meterse en peleas, a estar un poco locos. Pero lo bueno del alcohol es que puedes despertarte y tener resaca, pero ya no estás borracho. Con las redes sociales, siempre estás borracho. Se necesita mucho tiempo para superarlo.

La adicción a las redes sociales es un hecho.

El uso patológico de las mismas puede llegar al punto de obsesionarnos por ellas, en un contexto de un experimento social a escala planetaria:

Una forma muy típica de saber si eres adicto es si estás verificando compulsivamente qué tan popular eres, cuántos «me gusta» cosechas. En ese caso, resultaría bueno para tu salud simplemente dejar esa plataforma. Sé que es un consejo muy difícil porque mucha gente siente que sus carreras dependen de su vida en las redes. Y pueden tener razón hasta cierto punto. En ese caso, puede que tengas que buscar una situación intermedia. Solo la persona involucrada puede hacerlo.

Ceos adictos

El gurú Jaron Lanier considera que, en el mundo de las redes sociales, los adictos no solo son los usuarios.

Los directores de las grandes compañías sociales, verdaderos, zares del control social virtual, también padecen un apego obsesivo con el entramado que ellos mismos crearon:

De de alguna manera, las personas que dirigen esas empresas también son víctimas del sistema. Conozco a algunos de ellos. Hasta cierto punto, cuando te involucras en este modelo de ganar dinero manipulando a la gente es muy difícil salir de él. Tan pronto como entras en él, quedas atrapado y se vuelve casi imposible admitir lo que has hecho.

Bondades de la pandemia

El encierro mundial por la pandemia del coronavirus trastocó la relación que teníamos con el mundo de Internet.

Si bien estamos en una suerte de repotenciación de nuestro vínculo con lo digital, con el riesgo que acarrea, hay datos alentadores:

El uso de Internet en los Estados Unidos cambió durante la pandemia. Eso es bueno. Las personas ahora hablan entre ellas a través de las computadoras, como nosotros ahora, en vez de estar sentadas absorbiendo pasivamente el material que le provee un algoritmo. Siempre pensé que eso es lo peor. Por algo se llama «feed» [«alimentación», en inglés]. Pero ahora, con la pandemia, el «feed» algorítmico está teniendo menos influencia. Eso es fascinante. 

fuente: La Nación

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