¿Sabías que el 30% de los padres argentinos ahora duda de las vacunas? ¡La Sociedad de Pediatría está en alerta máxima!

En un contexto donde el negacionismo se hace cada vez más evidente, el rechazo a la evidencia científica sobre las vacunas se ha convertido en un fenómeno preocupante. Este movimiento, conocido como el de los antivacunas, ha llevado a una disminución global en las tasas de inmunización, lo que pone en riesgo la salud pública.

Argentina, tradicionalmente reconocida por su completo calendario de vacunación obligatorio y la alta adherencia de su población a las vacunas, está empezando a ver un cambio alarmante. La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) ha emitido un informe que señala una caída histórica en las coberturas de vacunación infantil y adolescente, lo que ha despertado la profunda preocupación de los especialistas.

Según datos del Ministerio de Salud y el Observatorio de la Infancia y la Adolescencia, la SAP ha destacado que la merma en las tasas de vacunación podría facilitar el regreso de enfermedades que se creían erradicadas, como la hepatitis, la tos convulsa, el sarampión y la poliomielitis. Cabe mencionar que estas vacunas son no solo obligatorias sino también gratuitas.

La médica infectóloga Florencia Cahn advirtió en una entrevista: “Hay un avance de los grupos antivacunas debido a un discurso anticiencia que proviene de esferas de poder. Esto empodera a estos grupos en Argentina, que hasta ahora eran una minoría.” Cahn instó a la población a estar “muy alertas” ante este fenómeno.

Por su parte, la infectóloga Leda Guzzi enfatizó: “Esto tiene impactos no solo en la protección individual sino también en la colectiva. Cuantas más personas estén vacunadas, más defensas existen frente a las enfermedades.” Sin embargo, la inmunidad de rebaño está empezando a debilitarse, lo que incrementa el riesgo de reintroducción de enfermedades.

El Impacto Global

A nivel internacional, el fenómeno se ve reflejado en declaraciones públicas como las del exsecretario de Salud de Donald Trump, Robert Kennedy Jr., quien invita a la población a cuestionar la vacunación. En Argentina, la diputada del PRO Marilú Quiróz cuestiona el calendario de vacunación y los organismos de control sanitario, convocando a un evento en la cámara baja titulado: “¿Qué contienen realmente las vacunas de Covid-19?”.

Esto ha generado una respuesta contundente de la Sociedad Argentina de Infectología y otras entidades, que han indicado en una carta al presidente parlamentario Martín Menem el “enorme peligro” que supone un debate que fomenta el negacionismo científico.

La situación es crítica. Según el informe de la SAP, ninguna de las vacunas del calendario de vacunación ha alcanzado el 95% de cobertura, el umbral necesario para garantizar protección colectiva. Por ejemplo, la vacuna triple viral, que protege contra el sarampión, rubéola y paperas, muestra una cobertura de apenas 46% en 2024, en comparación con el 90% que se alcanzaba entre 2015 y 2019.

La caída es notable en otras vacunas, como la de la poliomielitis, que ha disminuido del 88% al 47% y la triple bacteriana, también con una caída similar. En el caso de los adolescentes, la cobertura de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) descendió al 55% en mujeres y 51% en varones.

Además, la SAP advierte sobre la baja en las tasas de vacunación en los primeros años de vida. Aproximadamente 115 mil lactantes no han completado sus esquemas de vacunación para prevenir enfermedades como la difteria, la hepatitis B y la tos convulsa. Cahn subraya que “siete bebés recién nacidos han fallecido por coqueluche, debido a que sus madres no estaban inmunizadas con la vacuna triple bacteriana acelular”.

La exdirectora nacional de epidemiología, Analía Rearte, aporta una perspectiva diferente: “La población argentina confía mucho en las vacunas. Durante la pandemia, el 95% se colocó al menos dos dosis. Sin embargo, el discurso de cuestionamiento puede afectar esa confianza.”

La disminución de la percepción de riesgo, la falta de accesibilidad a los vacunatorios y el escepticismo hacia las instituciones son factores que también contribuyen a esta crisis. En un mundo cada vez más individualista, el objetivo de lograr el efecto rebaño se vuelve un desafío monumental.

En conclusión, a pesar de las evidencias científicas a favor de la vacunación, el actual clima de desconfianza y desinformación está poniendo en riesgo la salud colectiva. La historia de las vacunas es una de éxito, pero si no se actúa pronto, podríamos enfrentar un retroceso en el avance que tanto ha costado lograr.

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