¿Sabías que ganar músculo puede aumentar tu IQ? ¡Descubre el sorprendente vínculo que todos ignoran!

El ejercicio regular es una de las recomendaciones más fundamentales cuando se habla de llevar una vida saludable. Tanto el Ministerio de Salud de Argentina como el Sistema Nacional de Salud (EsSalud) subrayan que realizar actividad física al menos 150 minutos por semana puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, mejorar el estado de ánimo y ayudar a mantener un peso adecuado. Sin embargo, al pensar en ejercicio, a menudo se nos vienen a la mente caminatas, trotes suaves o sesiones de bicicleta. Aunque el cardio es importante, los entrenamientos de fuerza han comenzado a recibir un énfasis cada vez mayor por parte de las instituciones de salud, debido a que ofrecen beneficios que van mucho más allá de la mera estética o el aumento del rendimiento físico.
Uno de esos beneficios, quizás el menos conocido, es su impacto directo en la salud cerebral. Los músculos, lejos de ser un tejido pasivo, actúan como un órgano activo que libera sustancias capaces de proteger y nutrir al cerebro. Desde mejorar la memoria y la concentración, hasta reducir la inflamación y fortalecer la salud emocional, el músculo cumple un papel fundamental en el funcionamiento del sistema nervioso. Comprender la relación entre la masa muscular y el cerebro es clave para diseñar una vida realmente saludable, especialmente a medida que envejecemos.
Cuando realizas ejercicio de fuerza, tus músculos liberan mioquinas, sustancias que circulan por la sangre y tienen efectos directos sobre el sistema nervioso central. Las más importantes son:
- Irisina: favorece la creación de nuevas neuronas (neurogénesis), especialmente en el hipocampo, la zona del cerebro que regula la memoria y el aprendizaje.
- BDNF (Factor neurotrófico derivado del cerebro): protege las neuronas existentes y mejora la plasticidad cerebral.
- Interleuquina-6 (IL-6) “buena”: reduce la inflamación sistémica.
Estas sustancias hacen que un cerebro expuesto a entrenamientos de fuerza sea más resistente al deterioro cognitivo, más plástico y más capaz de manejar el estrés. Además, la masa muscular contribuye a mantener niveles saludables de glucosa e insulina, lo que reduce la inflamación crónica de bajo grado. Esta es una consideración clave, ya que la inflamación sistémica es uno de los factores que más aceleran el envejecimiento cerebral, aumentando el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la demencia.
Las personas que tienen una buena cantidad de masa muscular suelen tener:
- Menores niveles de marcadores inflamatorios
- Mejor control de glucosa
- Menor riesgo de deterioro cognitivo asociado a la edad
Asimismo, el ejercicio de fuerza mejora la salud vascular, aumentando el flujo sanguíneo y facilitando que el cerebro reciba más oxígeno y nutrientes. Un cerebro bien irrigado es capaz de tomar mejores decisiones, tener mayor claridad mental, mantener mejor memoria y, en general, envejecer más lentamente.
Además, la masa muscular contribuye a un mejor balance hormonal, lo que impacta directamente en:
- Estado de ánimo: regulación de serotonina y dopamina.
- Estrés: niveles más equilibrados de cortisol.
- Sueño: clave para consolidar la memoria.
- Metabolismo cerebral: mejor uso de glucosa.
No es de extrañar que muchas terapias contra la depresión y la ansiedad recomienden el entrenamiento de fuerza como parte de su tratamiento. Por otro lado, la pérdida de masa muscular (sarcopenia) está estrechamente relacionada con un mayor riesgo de demencia, peor memoria y disminución de la velocidad de procesamiento cognitivo.
Mantener la masa muscular a lo largo de los años, en cambio, está asociado con un mejor rendimiento cognitivo en la adultez y vejez, menor riesgo de deterioro cognitivo, y mayor independencia física y mental. Los estudios han demostrado que basta con realizar de 2 a 3 sesiones por semana de 30 a 45 minutos cada una, enfocándose en grupos musculares grandes como piernas, glúteos, espalda y pecho.
Si bien el ejercicio aeróbico también es importante, la fuerza es la que más impacto tiene en la masa muscular y en las mioquinas que protegen al cerebro. Así, se vuelve crucial incorporar el entrenamiento de fuerza en nuestras rutinas para una salud integral, no solo física, sino también mental.
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