¿Sabías que la obesidad podría acelerar el Alzheimer hasta un impactante 95%? ¡Descubre la verdad ahora!

La obesidad no solo se asocia como un factor de riesgo para desarrollar la enfermedad de Alzheimer, sino que un nuevo estudio sugiere que también puede acelerar significativamente la progresión de esta patología cognitiva. Este trabajo, presentado en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA), es el primero en su tipo en evaluar el impacto de la obesidad sobre los biomarcadores sanguíneos (BBM) del Alzheimer.

Los biomarcadores sanguíneos son sustancias medibles en la sangre que permiten identificar procesos biológicos, tanto normales como patológicos. En el contexto del Alzheimer, estos biomarcadores pueden revelar daños cerebrales, acumulación de proteínas como la beta amiloide y tau—relacionadas con la enfermedad—, así como señales de inflamación.

Los investigadores analizaron los datos clínicos de cinco años de 407 pacientes que participan en la Iniciativa de Neuroimagen para la Enfermedad de Alzheimer en Estados Unidos. Los registros incluían resultados de estudios PET (tomografía por emisión de positrones), que revelan la acumulación de la proteína beta amiloide en el cerebro, un rasgo característico del Alzheimer. Con el uso de seis pruebas comerciales validadas, se evaluaron muestras de plasma para identificar biomarcadores vinculados con la enfermedad, incluyendo los niveles de pTau217, la cadena ligera de neurofilamentos (NfL) y la proteína GFAP, cuya variación puede detectar inflamación o daño en el sistema nervioso central.

El equipo realizó un análisis estadístico para examinar la relación entre el índice de masa corporal (IMC) de los pacientes y los biomarcadores estudiados. A lo largo de cinco años, evaluaron la interacción entre la obesidad y los niveles de BBM en sangre, lo que permitió identificar tasas de cambio diferentes entre quienes presentaban obesidad y quienes mantenían un peso saludable. Los resultados fueron validados mediante las tomografías PET, confirmando que los biomarcadores reflejaban daño cerebral real.

Los hallazgos fueron impactantes: en personas con obesidad, los niveles de BBM asociados al Alzheimer aumentaron hasta un 95% más rápido que en pacientes con peso saludable. Cyrus Raji, investigador principal del Centro de Investigación de Laboratorios de Neuroimagen en el Instituto de Radiología Mallinckrodt (MIR) y autor principal del estudio, afirmó: “Esta es la primera vez que demostramos la relación entre la obesidad y la enfermedad de Alzheimer medida mediante pruebas de biomarcadores sanguíneos”.

En concreto, los científicos observaron que los participantes con obesidad experimentaron incrementos de entre 29% y 95% en los niveles plasmáticos de pTau217, en comparación con quienes no presentaban obesidad. Además, la obesidad se asoció con un aumento del 24% más rápido en el NfL plasmático y con una acumulación del 3.7% más alta de proteína amiloide.

Raji destacó que los análisis de sangre demostraron ser más sensibles que las pruebas PET para evaluar el impacto de la obesidad en la progresión del Alzheimer, indicando que “lo que me sorprendió fue que pudiéramos rastrear la influencia predictiva de la obesidad en el aumento de los biomarcadores sanguíneos con mayor sensibilidad que la PET”.

El Impacto de la Obesidad en la Cognición

Investigaciones previas sugieren que la obesidad podría incrementar el riesgo de demencia y otros trastornos cognitivos, posiblemente debido al aumento de la leptina, una hormona que se eleva con la grasa corporal. Aunque su función principal es regular el apetito, la leptina también actúa en regiones del sistema nervioso central, como la corteza cerebral y el hipocampo, áreas críticas para funciones cognitivas y de memoria.

Estas áreas cerebrales son frecuentemente las primeras en sufrir déficits neurocognitivos, lo que sugiere la posibilidad de un mecanismo biológico directo mediante el cual el exceso de leptina asociado a la obesidad contribuye al deterioro cognitivo. Soheil Mohammadi, investigador postdoctoral asociado en el MIR y coautor del estudio, mencionó que la relación estadística—aunque no causal—entre la obesidad, la acumulación de proteína amiloide y las variaciones en los biomarcadores sanguíneos es crucial para la práctica clínica.

Como señala el informe de 2024 de la Comisión Lancet, 14 factores de riesgo modificables representan aproximadamente el 45% del riesgo de padecer Alzheimer. Por lo tanto, reducir cualquiera de estos factores podría disminuir significativamente los casos de Alzheimer o prolongar el tiempo hasta su aparición.

Estos hallazgos subrayan la importancia de la investigación en el área de la salud pública, especialmente en un país como Argentina, donde las tasas de obesidad han ido en aumento en los últimos años. La conexión entre obesidad y Alzheimer no solo ofrece una oportunidad para la intervención médica, sino que también resalta la necesidad de campañas de concientización sobre el cuidado de la salud a nivel comunitario.

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