Criptomonedas: gran negocio financiero, pésimo negocio ambiental
Las criptomonedas están de moda. Por la novedad y por las diferencias que se pueden hacer con ellas. Pero pocos conocen lo que sucede detrás del este suculento negocio, especialmente en lo que constituye la generación de estas monedas digitales. La clave: el impacto ambiental.
Monedas «sucias»
Las criptomonedas son, en esencia, monedas en línea. No existen físicamente. La acción que aparece en el centro de las críticas del ambientalismo es la ‘minería’ de estas monedas. Precisamente, el mundo de las criptomonedas se basa en una red de computadoras descentralizada. Son miles y miles de equipos que conjugan una infraestructura descomunal al servicio de la constitución de criptomonedas. Son máquinas de una gran capacidad de procesamiento de datos. Y requieren de un gran consumo de energía tanto para estar en marcha como para abastecer sistemas de refrigeración muy complejos.
Según el Centro para Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), el consumo eléctrico de las bitcoins equivale a la energía usada por país entero. Incluso, la institución ubica a ese hipotético país en el puesto 27, por encima de Suecia y Ucrania. El cálculo se logró gracias a sus nuevas herramientas para visualizar el minado del Bitcoin mundial.
Estas estimaciones, por ejemplo, involucran a la Argentina. Según la Universidad de Cambridge, en los últimos meses, el consumo de energía por parte de la red de Bitcoin llegó a alcanzar los 148 teravatios por hora. Se trata de una cifra que se sitúa por encima de los 120 teravatios que consume todo Argentina.
En Irán, por ejemplo, el minado del Bitcoin está prohibido durante cuatro meses. El gobierno argumentó que la operatoria estaba provocando apagones a nivel nacional, o bien ayudaban a que se hagan.
Elon Musk y su rechazo a las Bitcoins
Como si de una película de ciencia ficción se tratara, hace casi dos meses Elon Musk (cofundador y director de Tesla) abrió la posibilidad de aceptar Bitcoin como método de pago para la adquisición de sus coches. Ahora ya no. Justificó su decisión en que cada vez hay mayor uso de combustibles fósiles, especialmente del carbón.
Musk, quiere terminar con la paradoja que supone vender sus coches eléctricos para evitar emisiones de carbono, permitiendo como método de pago una alternativa altamente contaminante. No obstante, hay otras criptomonedas alternativas y parecen ser más respetuosas con el medioambiente.