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El coronavirus y la desigualdad van de la mano… y tu celular lo sabe

No hay comentarios | Publicado el miércoles 11 de noviembre

El investigador Jure Leskovec recopiló los datos de los teléfonos celulares de 98 millones de personas en los Estados Unidos entre el 1 de marzo y el 2 de mayo de 2020.

Lo hizo durante la primera ola de la pandemia durante la cual la enfermedad goleó duramente al país.

El objetivo de su estudio publicado en la revista Nature fue demostrar en qué lugares existe un mayor contagio con coronavirus y determinar la desigualdad social de su transmisión.

Además, indagó en modelos de predicción para lograr anticipar el número de casos detectados cada día en diez grandes ciudades como Nueva York, Chicago y San Francisco.

La gran base de datos corresponde a información de del movimiento e interacciones de sus habitantes, captados a través de sus teléfonos celulares.

Según este modelo, los lugares de mayor riesgo de transmisión son los cafés, hoteles y restaurantes, así como los gimnasios y centros religiosos.

Esto ya los indicaban los modelos epidemiológicos.

Sin embargo, este sistema tiene la capacidad de mostrar con bastante exactitud cuántas personas visitan un lugar cada hora y cuánto tiempo pasan de media en él.

Asimismo, la información obtenida se cruz con el número de casos que detectan paralelamente los servicios sanitarios en las fechas posteriores.

Modelizando estos valores, los autores del trabajo aseguran que pueden localizar las infecciones que ocurren cada hora en 553.000 localizaciones.

Con este estudio, por ejemplo, lograron determinar que, en el área metropolitana de Chicago, un 10% de los lugares albergaron el 85% de los contagios producidos en los puntos de interés.

Datos de la desigualdad

Uno de los aspectos más interesantes de este trabajo es haber logrado descifrar los motivos por los que se producen más contagios en las zonas de menor desarrollo socioeconómico de las ciudades.

En los barrios con un menor nivel de ingresos residen un mayor número de trabajadores de primera línea.

En esas zonas, la reducción de la movilidad es considerablemente menor que en los barrios con más ingresos.

Además, los lugares que visitan estas personas en su vida cotidiana son más pequeños y en ellos hay mucha más gente.

Los locales de venta de comida de las zonas más pobres, por ejemplo, tenían alrededor de un 59% más de personas por metro cuadrado que las de los barrios ricos.

Asimismo, sus clientes estaban un 17% más de tiempo de media en su interior.

Indudablemente, la desigualdad en el modo de vivir influye y mucho en la transmisión del coronavirus.

Los autores creen que toda esta información de movilidad urbana y el análisis de Big data aplicados a la pandemia puede ser muy útil.

Es que a la hora de guiar las decisiones de las autoridades para reabrir las actividades con mayor efectividad y seguridad, la información surgida puede ser reveladora.

Si se usan estos modelos, aseguran, se observa qué negocios pueden reabrir sin incrementar el número de transmisiones y cuáles pueden reducirse para minimizar el impacto.

Así, por ejemplo, los investigadores predicen que reduciendo a un 20% el aforo de los sitios más peligrosos, se podrían reducir un 80% los contagios, pero solo un 42% el número total de visitantes.

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