¿Vilma Ibarra realmente no sabe cómo discutir? ¡Descubre el impactante motivo detrás de su confesión!

Vilma Ibarra, abogada y destacada política argentina, ha dado un paso audaz al adentrarse en el mundo de la literatura con su primera novela, La última mamushka, un thriller que se aleja de las modas literarias contemporáneas para rendir homenaje al género policial. Durante la presentación de su obra en la librería Libros del Pasaje en Palermo, Ibarra compartió su experiencia y motivaciones detrás de este proyecto, que también refleja su trayectoria como militante de derechos humanos y activista feminista.

La novela, que ya está ganando atención en el ámbito literario, aborda una serie de asesinatos en contextos familiares y políticos. Según Claudia Piñeiro, quien reseñó la obra, La última mamushka despliega una serie de historias que se entrelazan, aludiendo a las icónicas matryoshkas del título. Los crímenes, que parecen ser casos aislados, revelan conexiones inquietantes que apuntan a una crítica profunda a la política argentina, un tema que Ibarra conoce bien por su vasta experiencia en el Congreso y su trabajo en leyes históricas como el Matrimonio Igualitario, la Igualdad de Género y la legalización del aborto.

El relato se sitúa en 1996, un período marcado por el regreso de la democracia en Argentina y aún cargado por los fantasmas de la dictadura. Ibarra eligió este momento por la particularidad de que, en esa época, la tecnología no dominaba las interacciones diarias, lo que permite a la trama desarrollarse en un entorno menos accesible que el actual, donde los celulares y el acceso instantáneo a la información son la norma. “Quería un escenario donde no estuviera todo en el celular. Un escenario en el que tenías que acordar un horario para encontrarte”, explicó Ibarra.

En sus palabras, la novela no solo es un thriller, sino también un comentario sobre la mugre en la política, la herencia de la dictadura y el papel de las mujeres en esos contextos. “Es un policial feminista”, señala, ya que aunque presenta personajes con posturas misóginas o prejuiciosas, el relato está impregnado de su perspectiva y experiencia como mujer en un mundo predominantemente masculino.

A lo largo de la conversación, Ibarra destacó que el proceso de escritura fue un desafío. “Siempre pensé que me imaginaba escribiendo”, comentó, recordando sus inicios como lectora desde pequeña. La idea de escribir un thriller nació en 2018, pero fue en 2023 cuando finalmente se animó a compartir un borrador con Piñeiro, quien la estimuló a continuar. “Me iba apareciendo la historia y los personajes”, reveló, refiriéndose a cómo la construcción del relato fue evolucionando con cada capítulo.

La novela cuenta con una variedad de personajes multidimensionales, lo que para Piñeiro representa una profundidad en la construcción de los mismos. “Los personajes no son planos; tienen pliegues, costuras, reveses”, explicó. Ibarra trabajó intensamente en la creación de estos personajes, utilizando fichas y líneas de tiempo para asegurar la coherencia en sus historias y relaciones.

En el contexto político actual, Ibarra también fue consultada sobre su experiencia pasada y su perspectiva sobre el futuro de la política en Argentina. “Hoy vivimos una situación muy compleja, están en riesgo consensos básicos democráticos”, advirtió, haciendo hincapié en la necesidad de formar coaliciones que vayan más allá de las figuras que captan votos, enfatizando un compromiso con un plan político y económico sólido.

Respecto a su tiempo en el gobierno, Ibarra reflexionó: “No me imagino la vida apartándome porque me siento parte de las cosas que pasan cada día”. Sin embargo, dejó claro que no tiene interés en regresar a un cargo electivo. “Ya peleamos. Fueron alegrías únicas. Quiero relajar y poder dedicarme a algo que me gusta, que puede ser escribir”, concluyó, mientras se adentra en su segundo proyecto literario.

A medida que La última mamushka comienza a resonar en el ámbito literario, queda claro que Ibarra ha encontrado una nueva voz para expresar sus inquietudes, crítica y pasión por la narrativa, una faceta que complementa su labor como activista y política, convirtiendo su historia personal en una rica contribución al panorama cultural argentino.

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