¿Wado traiciona a Cristina? El inesperado acercamiento a Kicillof que podría cambiarlo TODO en la política argentina.

En el contexto del kirchnerismo, los recientes movimientos políticos han vuelto a generar un revuelo significativo. La vicepresidenta Cristina Kirchner ha tomado la decisión de apartar a Eduardo “Wado” de Pedro de la negociación referente a la Corte Suprema, designando en su lugar a Martín Mena, actual ministro de Justicia bonaerense. Esta decisión, lejos de ser casual, revela una creciente pérdida de confianza y deja entrever una batalla interna dentro del peronismo, que se esfuerza por reestructurarse tras la reciente derrota electoral frente a la oposición libertaria.

Dentro del entorno de la ex presidenta, ha surgido la percepción de que Wado no protegió adecuadamente el frente judicial durante su gestión al frente del Consejo de la Magistratura, un período en el que se designaron a los jueces y fiscales involucrados en la causa Vialidad (Luciani, Gorini, Giménez Uriburu y Basso). Para muchos, esta coincidencia no es casual, y el peso de la condena a seis años de prisión contra Cristina aún resuena en la memoria colectiva del kirchnerismo.

Desde el círculo cercano a De Pedro, se niega cualquier responsabilidad, argumentando que las designaciones se realizaron a través de acuerdos políticos que implicaron a la oposición. “En el Consejo hay que negociar, se nombran dos de un lado y uno del otro. Así funciona”, explica un colaborador. Sin embargo, dentro del universo K, tales justificaciones ya no son suficientes; la desconfianza ha calado hondo y el vínculo entre los actores parece haber cambiado drásticamente.

Mena, un político de perfil más bajo pero de total confianza para Cristina, ha asumido el liderazgo en las negociaciones con el Poder Judicial. Desde diversos sectores del peronismo lo describen como un cuadro sólido, disciplinado y leal, características que la ex presidenta aprecia más que nunca en estos tiempos de incertidumbre. Su ascenso al cargo confirma un mensaje claro: la conducción del kirchnerismo se cierra nuevamente sobre su núcleo más leal.

El desplazamiento de Wado también revive viejas tensiones dentro de La Cámpora. En los corredores del kirchnerismo, se comenta que De Pedro ha perdido centralidad desde la condena a Cristina, y su intento de acercamiento al gobernador Axel Kicillof ha generado más suspicacias que apoyos. Su participación en el acto por el Día de la Lealtad junto al gobernador fue interpretada como un gesto de autonomía, quizás excesivo para el contexto actual.

Durante la última campaña electoral, Wado optó por un camino más solitario, apoyando a intendentes cercanos como Julián Álvarez, Leonardo Boto, Damián Selci y Juan Ustarroz, pero eludiendo la visibilidad bajo el paraguas de La Cámpora. Mientras tanto, en el búnker de La Plata, el kirchnerismo celebraba con aplausos contenidos, dividido entre la euforia del triunfo y la sombra de la condena judicial. Esta imagen de unidad forzada refleja el clima interno de tensión.

En la residencia de Cristina, donde cumple arresto domiciliario, las visitas se han reducido a un selecto grupo. Wado logró ingresar el 17 de octubre, Día de la Lealtad, acompañado de Juan Grabois, Mayra Mendoza y Leonardo Nardini. Allí obtuvo la foto que buscaba, posando junto a la ex presidenta con su biblioteca de fondo. Sin embargo, para muchos dentro del entorno K, esta imagen carece de valor político real, ya que la confianza, afirman, no se puede recuperar con una simple fotografía.

Por otro lado, en La Plata, los voceros del gobernador Kicillof desestiman que De Pedro esté trabajando en su propia estructura política. Sin embargo, en La Cámpora se especula con que el senador podría seguir el mismo camino que el gobernador: distanciarse progresivamente de Cristina para construir su propio espacio dentro de un peronismo en proceso de reconstrucción. Esta hipótesis no parece descabellada en un movimiento donde cada gesto se interpreta como un mensaje importante.

Así, entre la desconfianza y la necesidad de reorganizar el poder, el kirchnerismo navega en tiempos de silenciosos reacomodamientos. Cristina mueve las piezas con la frialdad de quien ha jugado demasiadas partidas, mientras que Wado busca su nuevo lugar en un peronismo que se transforma, donde la lealtad es la moneda más valiosa y el pasado, un juez que nunca se retira.

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